Este es el Córdoba CF. He aquí el equipo. Al igual que el cuerpo del nazareno, el conjunto blanquiverde fue mostrando heridas, laceraciones y golpes a lo largo de la temporada en su particular viacrucis. Unos seguirán ofreciéndole, pese a todo, misericordia. Otros no. Incluso ya crucificado, unos y otros seguirán acusándose entre sí de fariseos.

El Córdoba CF que se presentó en El Arcángel ante el Cádiz B estaba más para la enfermería que para ningún tipo de celebración. El propio partido ante el filial cadista lo volvió a demostrar. Los jugadores más destacados eran los más jóvenes, los llamados a objetivos más modestos al inicio de temporada y no a convertirse en héroes inesperados, por mucho que la grada, siempre, tenga tendencia a la cara nueva. En este caso esa querencia tenía su carga de razón. Luismi Redondo anotó un gol, dio una asistencia, no regateó ni un átomo de esfuerzo y, si hubiera un rescoldo de vergüenza torera, alguno debería haber terminado con las chapetas como Heidi y no por lo que le dijeran desde la grada, sino porque algunos chavales que estaban a otras hace apenas seis meses pusieran sobre el césped más de lo que dice el himno blanquiverde que muchos durante toda la temporada.

No fue solo el extremeño. Lo de Alberto del Moral no es noticia, pero no deja de demostrar que si dos, tres o cuatro chavales son reconocidos por su esfuerzo en el campo por encima del resto es mala señal. Significa que algo no funciona como debía.

El Córdoba CF se convirtió por enésima vez en ese tren de hermosos vagones, bastante bien equipados, pero al que le falta la locomotora. O que esta tiene no pocas piezas defectuosas.

El enésimo error grosero

De nuevo apareció el Córdoba CF en El Arcángel con ese tufo de que, pese a todo, la final se jugaba más en la grada, en las radios, en las televisiones, que sobre el césped. Demasiadas heridas durante la temporada y una incapacidad desesperante para demostrar su teórico favoritismo. Por mucho que el corazón empuje hacia un lado, la verdad es que el conjunto blanquiverde tuvo más el balón que su rival y sumó más llegadas, que no más ocasiones. En un primer tiempo más que llamativo, el Cádiz B tuvo dos claras para abrir el marcador y cuando el primer acto moría se producía otro detalle más que recordaba al resto de la temporada. Un penalti que nadie vio -no que no lo fuera- provocaba la sonrisa en El Arcángel. «Esto está hecho», comentaba alguno. De las Cuevas se puso delante, lanzó y lo hizo al centro, en donde le esperaba Flere, que no se movió.

El último latigazo lo esquivó Luismi Redondo, quien un minuto después del error habilitaba al alicantino para abrir el electrónico. En su celebración, uno de los capitanes juntaba las manos en señal de petición de perdón por el fallo. No sería el único de un Córdoba CF que, si no fuera por lo doloroso, ha dejado todo un rosario de errores groseros, como el que significó el empate cadista tras una segunda parte para olvidar. Edu Frías se hacía un lío sobre el césped con un balón aparentemente sin problemas y Kensly aprovechaba el regalo para equilibrar el marcador. Nada importaba ya, porque el Sevilla Atlético ganaba con suficiencia a la Balompédica Linense y respondía con trabajo y, sobre todo, responsabilidad a lo que esperaban de él.

El último atisbo de orgullo lo tuvo, de nuevo, Luismi Redondo. El extremeño marcó el tanto de la victoria blanquiverde cuando faltaban algo más de diez minutos y lo que quedaba de choque estuvo más centrado en la grada que en otros aspectos. El Cádiz B ni tan siquiera estaba interesado en atacar. Solo quería que se acabara aquello, que finalizara la temporada y que El Arcángel dictara sentencia sobre un equipo que nunca respondió. Demasiado nombre, excesivo currículo profesional para una categoría que pide el carnet cada domingo y que no pregunta de dónde vienes o qué has hecho. Si con el escudo el Córdoba CF no gana, como no lo hace nadie, ¿qué hace pensar que con el nombre o la trayectoria individual sí? El Córdoba CF no ha dejado de dar pena durante siete meses. Se desangraba semana a semana y algunos esperaban la resurrección. Y alguno, desde dentro, ha jugado también con esa infundada esperanza hasta que ha muerto.

El eccehomo en el que han convertido al Córdoba CF tiene poco de gloria. Ha terminado más bien como una representación del real, como el de Borja, una localidad aragonesa mayor que algunas de las que deberá visitar el conjunto blanquiverde la próxima temporada. Ahora solo queda esperar a la resurrección.

Ficha técnica:

2-Córdoba CF: Edu Frías, Carlos Puga, Djetei, Xavi Molina, Jesús Álvaro, Alberto del Moral, Javi Flores, Luismi Redondo, De las Cuevas, Nahuel Arroyo, Willy Ledesma.

Entrenador: Germán Crespo.

Cambios: Núñez por Puga (66’), Moutinho por Nahuel (66’), Mario Ortiz por Javi Flores (82’), Diego Domínguez por Willy Ledesma (82’), Sidibé por Luismi Redondo (86’).

1-Cádiz B: Juan Flere, Álex Martín, Marc Baró, Saturday Keigo, Carrasco, Nieto, Monteverde, Dragui, Vázquez, Chapela y Bastida.

Entrenador: Alberto Cifuentes.

Cambios: Espínola por Marc Baró (46’), Jordi Tur por Bastida (50’), Diarrá por Carrasco (50’), Kensly por Nieto (66’), Boselli por Vázquez (75’).

Goles: 1-0 (40’) De las Cuevas. 1-1 (67’) Kensly. 2-1 (79’) Luismi Redondo.

Árbitro: Del Río Lozano (C. Extremeño).

Tarjetas: Javi Flores (12’), Saturday Keigo (30’), Monteverde (38’), Del Moral (71’), Xavi Molina (90’).

Campo: El Arcángel. Jornada 6 de la segunda fase de la Liga 20-21 en el Grupo 4D. 800 espectadores, límite de aforo establecido debido a la pandemia de coronavirus.