La historia del Córdoba CF está irremediablemente ligada a la palabra sufrimiento. Un nuevo capítulo bajo este inquietante yugo se escribirá el próximo domingo en El Arcángel (12:00 horas). Los blanquiverdes se juegan a una carta sus posibilidades de acceder a la Primera RFEF aunque, a diferencia de otros instantes para el recuerdo, no dependen de sí mismos. Los de Germán Crespo necesitan ganar al Cádiz CF B y que el Sevilla Atlético no haga lo propio frente a la Real Balompédica Linense. Así pues, se presenta una matinal donde constantemente se echará mano al teléfono en pos de leer las mejores noticias posibles.

La salvación en Segunda más inverosímil

Los cordobesistas, en las últimas décadas, han tenido innumerables envites cruciales de cara a su futuro. Eso sí, en la mayoría tenían la sartén por el mango para cumplir con el objetivo. No obstante, una cita muy pareja a la que se vivirá este fin de semana se produjo el 15 de junio de 2008. Aquel día, la entidad blanquiverde disputaba la última jornada de Segunda División contra la Real Sociedad. El vestuario liderado por José González arribaba al estadio de Anoeta en la decimosexta plaza con 49 puntos tras doblegar al Racing de Ferrol por 1-0. La victoria les aseguraba la permanencia, pero no sería una tarea sencilla. Y es que los donostiarras apuraban sus opciones de ascenso a Primera División desde su cuarto escalón clasificatorio.

Por ello, las constantes cábalas efectuadas indicaban que el descenso del Córdoba CF -en caso de no vencer- se daría con una carambola de resultados significativa. El Xerez CD (49), el Cádiz CF y el Alavés (48) y el Racing de Ferrol (47) figuraban justo por detrás acechando la salvación, lo que a priori suponía un relativo colchón a tener en cuenta. Sin embargo, el caprichoso destino quiso que jerezanos (1-0 al Elche), vitorianos (2-3 en Vigo) y ferrolanos (1-0 al Castellón) concluyeran sus respectivos duelos con tres puntos más en su casillero. 

La acción sobre el verde txuri-urdin arrojaba un 1-1 merced a las dianas de Julio Pineda, en los visitantes, y Labaka, en los locales. El plantel de Juanma Lillo, muy pendiende de lo que ocurría con sus más directos rivales -Málaga CF y Sporting de Gijón-, apretaba hacia la meta de David Valle. Pero tanto malaguistas como sportinguistas no fallaron y lograron cerrar sus encuentros de forma positiva para sus intereses. El Córdoba CF, una vez señalado el final por Antonio Miguel Mateu Lahoz, confió su fortuna en que el Cádiz CF no pasara de las tablas en el Rico Pérez. De hacerlo, se consumaría el retorno a la Segunda División B un año después de subir en Huesca.

Una frase que heló la sangre

Los minutos parecían horas. La expedición cordobesa formó un corrillo en pleno césped mientras la hinchada realista abandonaba poco a poco las instalaciones deportivas. Alguno, sabedor de la situación, se quedó hasta el final para conocer el desenlace. Todos y cada uno de los jugadores pedían a gritos la conclusión del choque para poder respirar tranquilos. El defensor Mario, por ejemplo, esperaba nervioso dando saltos fruto de la impaciencia. Pineda, mientras tanto, se tapaba la cara, como si supiera que en breves instantes algo iba a helarles la sangre.

“Penalti para el Cádiz”, se escuchó de repente. El silencio se convirtió en una losa pesada donde nadie sabía qué hacer. Alessandro Pierini, debido al trágico panorama, no aguantó y decidió marcharse al vestuario. Era el tiempo de descuento y el Hércules CF firmaba tablas a uno ante los amarillos. Gustavo López había adelantado a la escuadra gaditana, pero Sendoa hizo el 1-1 antes del receso. Sin embargo, cuando el final se aproximaba, el árbitro José Luis González González pitó una pena máxima a favor de los de la Tacita de Plata. 

Abraham Paz cogió el esférico. Si marcaba, su equipo se salvaba y el Córdoba CF bajaba. La radio y la conexión televisiva regional echaban humo en Anoeta al encaminarse Abraham Paz hacia la ejecución de la infracción. El defensor ajustó su remate demasiado, se estrelló en el palo, en la pierna de Sanzol y milagrosamente acabó el balón marchándose por la línea de fondo. Abatimiento en Alicante, delirio en San Sebastián.

Las lágrimas rápidamente invadieron a los profesionales y a los aficionados presentes en el norte de España. Un guion de película, de esos que son imposibles de presenciar y que, por suerte y desgracia, el Córdoba CF vivió en primera persona. Para colmo de males, poco se pudo disfrutar de esa permanencia lograda en el terreno de juego. El Cádiz CF pidió que se le diera el triunfo por la alineación indebida de Kiko Femenía en los herculanos. En ese instante empezó un prolongado proceso federativo donde las dudas sobrevolaron la confección de la segunda categoría nacional.

Javi Flores estuvo allí

Uno de los actuales capitanes cordobesistas, Javi Flores, estuvo en el citado Real Sociedad-Córdoba CF de la temporada 2007/08. El de Fátima, con apenas 21 años, contempló todo lo que ocurría desde el banquillo. En su primer curso como parte de la plantilla de Segunda División sumó un total de 15 minutos en dos encuentros -Salamanca (1-1) y Alavés (0-1), todavía con Paco Jémez de entrenador-. La llegada de José González no le otorgó peso específico en el club, aunque su papel aumentó en las siguientes campañas. A pesar de ello, nada más acabar la 2010-11, el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) practicado en la entidad le obligó a hacer las maletas rumbo a Getafe.

Trece años después de aquella contienda, el centrocampista rememorará un cierre de campeonato donde se decidirá el destino del Córdoba CF. Posiblemente lo haga esta vez desde el once de partida, una circunstancia que se ha repetido en los cinco choques de esta nueva fase. Su única misión será la de liderar a sus compañeros hacia la victoria, curiosamente con el filial del Cádiz CF, y esperar al fallo de los sevillistas.