La mascarilla ocultaba parcialmente el desencajado rostro de Pablo Alfaro, un entrenador del Córdoba CF que admitía el "palo" y la "gran decepción" que suponía haber saldado negativamente un partido en el que tenían "muchas esperanzas". El 1-2 contra la Balona deja a su equipo en unas circunstancias críticas, ya que "el margen es mínimo". ¿Qué hacer? "Solo nos queda aferrarnos al trabajo, seguir peleando y hacer todo lo posible por ganar los partidos, ya que con este formato todo es más difícil", explicó cariacontecido y conteniendo la rabia que le había generado un marcador que pincha de nuevo, quizá de manera definitiva, la burbuja de la ilusión del cordobesismo. Los aficionados que acudieron, los 400 agraciados, se marcharon con una dosis extra de tristeza. Algunos ni aguantaron hasta el final.

"Esperábamos un partido muy igualado, con dos equipos con características diferentes pero con números y mensaje similares. La primera parte ha sido bastante completa y hemos tenido más el balón que el rival, por lo que conseguimos ponernos con el 1-0 y afrontar la segunda parte con intenciones parecidas, pero no ha podido ser". Asi radiografió Alfaro el partido ante la Balona en la sala de prensa de El Arcángel.

Koroma, un "demonio"

Hubo sobre el césped un protagonista. Fue Alhassan Koroma, un chico de 20 años, natural de Sierra Leona, que destrozó a los blanquiverdes. "Es verdad que ha habido cinco minutos en los que un jugador ha sido determinante, Koroma, y no hemos sabido frenarlo", dijo Alfaro, que lamentó que la Balompédica marcara tan rápido. Eso lo volvió todo demasiado cuesta arriba. "Toca volver a remontar, a remar contra corriente... y no hemos sido capaces. Hemos cambiado de jugadores, de dibujo. Koroma ha podido matar el partido con un mano a mano", relató el aragonés, que dejó expuesta una receta clásica: "No nos queda otra que aceptar la situación y seguir peleando hasta el final. Estamos muy tristes, pero tenemos que ser capaces de levantarnos"

Alfaro fue cuestionado por la posibilidad de no seguir al frente del equipo. "Entiendo el fútbol, llevo muchos años en esto", dijo con una ambigüedad que no es tal. El fútbol se renueva con fórmulas añejas. "No podemos más que aferrarnos al trabajo, sacar el máximo a nuestras virtudes y evitar estas situaciones que nos penalizan muchísimo. El margen ya es mínimo, porque los rivales también juegan y ya se vio lo que nos costó ganar al Tamaraceite. La situación es la que es, no hay que poner paños calientes", expresó.

Hizo Alfaro referencia a las ausencias en el equipo, sin nombrar a Mario Ortiz, Alberto Del Moral y Mohamed Djetei. "Hoy teníamos a uno con covid, otro con tarjetas, otro lesionado... y son los que más minutos llevan. La tensión es mucha, el margen es mínimo y no nos queda otra que no rendirnos. No hay otra que apretar los dientes y levantarnos", insistió.

Las responsabilidades

Alfaro no quiso eludir su cuota de culpa en lo que está sucediendo en esta temporada. "Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad", dijo, poniendo el acento en una estadística demoledora. "Hasta ahora, lo que más nos está penalizando es nuestros números de local. De visitantes somos sólidos, pero en casa nos está costando. Esa es la realidad. Nos ponemos de cara, pero a estas alturas, cuando las fuerzas no sobran a nadie, pues nos hace daño", relató ante los medios de comunicación.

La opción del aplazamiento del partido por el caso de covid de Mario Ortiz la soslayó porque "no le corresponde al club, sino a la Federación" y "lo que tocaba es jugar". "La situación de salud es lo primordial y eso hay que resguardarlo siempre. Si hubiera habido más casos, sí. Pero por un caso nos encontramos en una situación en la que es complejo. Ha habido otros partidos en los que el equipo que ha tenido un caso tuvo que jugar".

Esta semana vuelve la preparación de otro partido. Toca acudir el domingo al campo del filial del Cádiz, que va último y sin opciones. ¿Con Alfaro al frente? "Yo tengo la ilusión, las ganas y las fuerzas para seguir adelante. Estoy muy jodido, pero también con brío y con energías. No ha habido rivales que nos bailen ni nos pasen por encima", contó el maño, quien dijo que la reacción de la afición, que pitó el cambio de Willy por Piovaccari y abroncó al final, le pareció natural dadas las circunstancias. "Claro que lo entiendo, cómo no la voy a entender si llevamos una serie de partidos en casa en los que no lo hemos conseguido. Es normal que se vayan cabreados".