Un partido de fútbol es como una obra de teatro, no es la duración de la misma lo que importa, sino la excelencia de los actores. La única diferencia es que un partido de fútbol es un proceso continuo e intenso donde no te permiten corregir los errores, donde un equipo debe mantener buen equilibrio durante los noventa minutos, porque no es lo mismo jugar el partido para ganar de cualquier manera, que jugar para ganarlo con tu propio estilo de juego. El Córdoba CF jugó para ganar especialmente en el último tercio del partido. En el primer tiempo fue inferior al rival, fue superado y ningún jugador apareció para entregar el "yo" al servicio del equipo.

El estilo de juego de un equipo es el mejor aval para ir minimizando errores, cuando no se tiene claro o se pierde el estilo se pierde todo, cuando se afianza y se cree en tu propio estilo de juego se puede ganar mucho. El Córdoba CF ganó mucho en el segundo periodo cuando caminó sobre la senda de su propio estilo de juego, jugó más en campo rival, asumió más riesgos, comenzó a unificar criterios, los automatismos colectivos aparecieron más y mejor y aparecieron los hombres que deben asumir responsabilidades (especialmente Fede Cartabia). Perdió mucho (primer periodo) cuando no pudo contrarrestar los movimientos diagonales de fuera hacia dentro (Orellana y Nolito), cuando el rival le generó superioridad numérica y superioridad numérica posicional en zona central. No es lo mismo la primera (más jugadores en una zona) que la posicional (menos jugadores pero mejor posicionados para recibir), le costó adaptarse a las exigencias inmediatas del partido y en este periodo fue menos competitivo que el rival.

En la alta competición, las exigencias son diferentes para cada equipo. Lo importante es saber competir y ser competitivos con los equipos parejos.