Bobby Robson, entrenador inglés del que aún perdura su cara de asombro tras el gol de Nazario da Lima en Compostela hace 11 temporadas, dijo en una ocasión que, en el fútbol, "los primeros 90 minutos son los más importantes". Si la pasada semana hubiera estado en El Arcángel y, sobre todo, si anoche le hubieran invitado al Nou Estadi, podría haber comprobado en directo que el Córdoba de Juan Luna Eslava está por hacerle rectificar.

Porque si lo ocurrido ante el Castellón hace una semana fue un claro ejemplo de cómo desechar casi una hora para alcanzar el objetivo y llegar a este de forma agónica, anoche apuraron más, muchísimo más. Y, lo que es peor, con bastante peor imagen que entonces. Se puede decir que, desde la triste segunda parte en el estadio Gran Canaria, el Córdoba firmó el peor partido en lo que va de año. Pero lo que tiene mérito es que, con esa actuación, y ante un rival que jugó mucho y bien, el conjunto blanquiverde rescató un punto en el descuento.

El técnico cordobesista apostó por una alineación más o menos prevista de inicio. Quizá la salvedad del doble pivote, compuesto por Carpintero y Katxorro.

Cuando aún se jugaban los minutos de tanteo, Campano cometía una falta sobre José Vega. Cristian Alvarez, presto, se colocó delante del balón y se sacó un lanzamiento ante el que Felip no pudo hacer nada.

El mejor panorama que podía soñar el Córdoba lo tenía dibujado nada más salir al deteriorado césped del Nou Estadi. La presión del conjunto local, con una afición desengañada por la pérdida del tren del ascenso y un entrenador más que cuestionado, debían hacer el resto. El Córdoba, como se escribió y se dijo a lo largo de toda la semana, solo debía manejar esa ansiedad del rival.

Sin embargo, los jugadores grana sabían perfectamente cómo remontar. Y, lo que era peor para el Córdoba, el Nástic poseía varias vías para hacerlo. Por un lado, José Mari ganó absolutamente todos los balones frontales áereos que le llegaban, provocando así una segunda jugada de su equipo. Por otro, las bandas. Tanto Jandro como Jordi Alba se marcaron un partido más que notable. Además, Víctor Casadesús fue un verdadero calvario para la defensa blanquiverde. Todos fueron sustituidos por Ferrando, salvo Jordi Alba, a lo largo de la segunda parte.

Ya en el minuto 14, una triangulación entre Jandro y Víctor puso en aprietos a los centrales cordobesistas. Un minuto después era José Mari el que cabeceaba entre Cristian y Oberman, aunque sin encontrar su objetivo. El Nástic rondaba el área cordobesista y estaba claro que el gol era cuestión de tiempo. Las bandas del conjunto grana fueron un constante problema para el equipo de Luna Eslava. Y por la derecha de la blanquiverde llegó el primer gol tarraconense. José Mari ganaba el enésimo balón aéreo, que era recogido por Jandro, quien pasó a Víctor, dentro del área. El balear regateó en una loseta a Gaspar que lo dejó clavado, se abrió hacia el punto de penalti y fusiló a Raúl Navas.

Ese tanto era el reflejo de lo que ocurría en el campo. Incluso se quedaba corto. El Córdoba, tras su gol, simplemente desapareció. Se limitaba a achicar, perdiendo todos los balones divididos que se encontraba.

Katxorro salió en el once inicial con el objetivo de mantener la posesión una vez fuera robada la pelota al rival. El jugador vasco recibió la primera falta a la media hora de juego. El Córdoba ni tenía esa posesión, ni aparentaba que la pudiera tener y, lo que es peor, el rival insistía continuamente en volver a rondar a Raúl Navas, quien hizo su primera aparición estelar en el minuto 36, despejando a córner con una mano un balón lanzado por Diop desde 35 metros.

Después de que José Mari volviera a poner en apuros a Pierini, Jordi Alba entró de nuevo por banda. La suerte para los blanquiverdes fue que su centro pasó delante de la mirada de Raúl Navas sin encontrar remate. El Córdoba continuaba desaparecido.

Tanto los de Luna Eslava, con Asen y Javi Flores, sobre todo, como los de César Ferrando, quitando a José Mari, Jandro y Víctor, ayudaron al arreón final, con el consiguiente empate.