La dimisión de Macarena Olona desveló la agitada vida interna de Vox en Andalucía, una comunidad donde el partido de Santiago Abascal ha vivido numerosos capítulos de enfrentamientos desde que dio la sorpresa e irrumpió en el Parlamento autonómico con 12 diputados hasta su pinchazo en las urnas el pasado 19-J, sumando dos escaños más pero muy por debajo de las expectativas fijadas y condenada a ser una fuerza irrelevante esta legislatura. El rápido ascenso de Vox, una estructura absolutamente piramidal, donde Madrid decide y ejecuta, la inexperiencia de sus cargos, perfiles controvertidos, con ansias de poder y de sillón público, han escrito el relato de una agitada vida interna.

Por fijar tres puntos de atención, el Parlamento andaluz, El Ejido, el feudo donde tocó techo electoral, y Granada, otra de las provincias que ha arrojado mejores resultados para el partido en Andalucía, han sido foco de enfrentamientos y pulsos internos que han acabado con muchos protagonistas expulsados del partido y apartados.

El grupo parlamentario de Vox ha exhibido sus tensiones con la salida de Olona. La dirección nacional decide ahora con hermetismo quién tomará el relevo, si Javier Cortés, amigo personal de Abascal, o Manuel Gavira, el exportavoz parlamentario. Mientras, el excandidato y exlíder de Vox Francisco Serrano aprovechó sus redes sociales para solidarizarse con Olona y denunciar a «los intocables egos de Madrid».

Con Serrano, Vox vivió su primer lío interno de gravedad en el plano autonómico. Los diputados andaluces quedaron arrinconados en la negociación de la primera investidura de Juan Manuel Moreno. La dirección nacional dejó pronto claro quien mandaba. Meses después no le tembló el pulso para expulsar a Serrano; aunque él siempre ha defendido que se fue por su propio pie, en su partido decían lo contrario. El juez en excedencia, candidato de Vox en las autonómicas de 2015 y 2018, está investigado en un presunto fraude con una ayuda pública de 2,4 millones de euros.

Fuera del Hospital de las Cinco Llagas las heridas de Vox también son muy visibles, con movidas internas en varias provincias pero especialmente en Granada, uno de sus fuertes electorales, donde han sumado cinco presidentes en siete años. El que era presidente de Vox en Granada, Manuel Martín, el mismo que inscribió en su casa a Macarena Olona en Salobreña, fue acusado por otro aspirante de vulnerar sus derechos. La sentencia es firme y el partido no recurrirá. Martín dejó el cargo, aunque sigue de concejal.

Además, El Ejido es un bastión donde el partido de Abascal también se ha deshecho. Juan José Bonilla, su candidato, tuvo que dimitir y salir de Vox. El partido cayó en las últimas andaluzas a la segunda posición a más de 20 puntos del PP.