Vox ubicó el acto central de este antepenúltimo día de campaña en Lucena, localidad donde se aupó con la victoria en las últimas elecciones generales. Una multitud de varias miles de personas -unas 4.500 según fuentes policiales- se ha dado cita en la Plaza de Archidona y recibido al presidente nacional, Santiago Abascal, quien ha advertido de que «no volverán a entregar los votos gratis a quien ha frustrado el cambio real», en alusión directa al PP.

La juventud de los asistentes y la diversa procedencia de los participantes definieron un mitin presidido por una gran bandera de España, delante de una de las fachadas del Castillo del Moral. Macarena Olona, candidata a la Junta de Andalucía, se dirigió, reiteradamente, a los 300.000 nuevos votantes que, por primera vez, acuden a las urnas, y los animó a «no resignarse» contra «la pena de destierro» que padecen por «el paro estructural y la falta de oportunidades» que han provocado «40 años de políticas socialista, con mercadeos, favores y enchufados».

En los minutos previos al comienzo de la primera comparecencia, protagonizada por Alejandro Hernández, número 1 en la lista por Córdoba, miembros de la organización abrían numerosas cajas repletas de banderas de Vox y rojigualdas, acogidas con fervor por el público. Ninguna bandera de Andalucía ondeaba en el aire. Macarena Olona evocó el pasado lucentino de su padre y animó a los jóvenes a «ponerse en pie» y exigir «tierra, libertad, patria, familia y seguridad». En su discurso, ante un foro enardecido, estimuló a la juventud a votar «con dos manos» a Vox porque así «pagarán quienes han abandonado a vuestros padres y abuelos durante la pandemia».

El propósito de Vox, verbalizado por Olona, radica en un triunfo en Andalucía como «foco de esperanza» y «la piedra sobre la que se levante» el próximo Gobierno de España con Santiago Abascal «a la cabeza».

En último lugar, Abascal, tras la alocución de Rocío Monasterio, presidenta de Vox Madrid, abundó en las materias de repercusión nacional, por ejemplo, «la dependencia energética» de «terceros países, muchos de ellos no fiables». El presidente de Vox conectó la inmigración ilegal con «la delincuencia y la inseguridad», rechazó la ley de violencia de género.