El cambio de estrategia del PP, decidido a convertir la vocación moderada de Alberto Núñez Feijóo en una hoja de ruta política (y que se ha hecho visible en votaciones recientes en el Congreso), se sustenta en la creencia de que por primera vez en mucho tiempo se puede producir un trasvase de votos del PSOE a la formación conservadora a nivel nacional. Así lo publica El Periódico de España.

Esto implicaría la ruptura de los bloques izquierda-derecha instalados en las últimas citas de elecciones generales, cuando sólo se percibían cambios de PSOE a Podemos y viceversa; o entre PP, Vox y Ciudadanos, respectivamente. Los datos que ahora empiezan a manejar en Génova muestran que Feijóo podría recabar realmente el apoyo de votantes socialistas.

Es el mismo esquema que sigue en Andalucía Juan Manuel Moreno Bonilla, convencido de que podría haber hasta 90.000 votantes procedentes del PSOE que barajan apoyar en este momento al PP, informa Isabel Morillo. Aunque los comicios andaluces del 19-J y una futura convocatoria a nivel nacional tienen muchas diferencias a tener en cuenta, la hoja de ruta trazada por el dirigente gallego implica ensanchar las opciones del PP por el centro y renunciar a un elector que, al menos en este ciclo electoral, según reflexionan en el entorno de Feijóo, seguirá apostando por Vox.

“En un discurso duro en los términos de Vox, el PP nunca va a ganar ni a convencer. Nosotros no estamos en eso. Tenemos que ir al centro de verdad y conquistar a los votantes de esa centralidad, asumiendo el riesgo de que habrá electores más a la derecha que no volverán por ahora”, explican a El Periódico de España. La única manera de convencerles, consideran, pasa por que vean a Feijóo como única alternativa posible y se decanten por el voto útil contra Sánchez. Es la misma carta que piensa jugar el presidente andaluz en estas semanas de campaña y por la que lleva apostando estos años de atrás.

El nuevo PP ha elegido un camino que en menos de dos meses cuenta con varios ejemplos claros. El hecho de que los 89 diputados del PP hayan salvado en apenas unas semanas dos iniciativas clave del Gobierno (la ley de seguridad nacional y la ley audiovisual) no es un asunto menor. Por primera vez el primer partido de la oposición ha puesto en valor su peso como segunda formación de la Cámara, alterando las mayorías conocidas hasta el momento y poniendo frente al espejo una realidad incómoda para Pedro Sánchez: que el PP también tiene en sus manos que salgan adelante o no determinadas leyes en un momento de especial debilidad con sus socios habituales del independentismo.

En este marco se mueve ahora el PP de Feijóo, que evita mirar de reojo constantemente a Vox. Por primera vez los populares comparten un gobierno de coalición con los ultras en Castilla y León y, aunque la voluntad del presidente nacional es que eso quede en anécdota y no se vean obligados a formar más coaliciones, serán los resultados electorales los que marquen el camino definitivo.

La cita en Andalucía es clave en este contexto. Todas las encuestas recientes apuntan a que Moreno roza la mayoría absoluta o, como mínimo, podría obtener más escaños que toda la izquierda junta y forzar una abstención de Vox. 

El partido de Santiago Abascal niega ese escenario y baraja la posibilidad de entrar en el Ejecutivo andaluz, aunque no sea necesario su voto afirmativo. En el PP consideran que es un farol y que si realmente Moreno no necesita el voto afirmativo, como no lo necesitó Isabel Díaz Ayuso, no podrán oponerse a un gobierno popular en solitario.

En ese baile de intenciones, el PP remarca un dato que aparece en sondeos recientes sobre Andalucía (que en torno al 10% de los electores socialistas podrían elegir a Moreno dentro de tres semanas, decía por ejemplo ‘El País’) y lo extrapolan a nivel nacional según el análisis de sus predicciones. “Ese trasvase es posible y a eso va Feijóo”, zanjan. 

Los dirigentes más prudentes consultados por este diario insisten en que cada cita electoral tiene sus particularidades y un contexto propio, y reconocen que el perfil logrado por Moreno en Andalucía “ha dado en el clavo” después de casi cuarenta años de gobiernos socialistas. La duda, reconocen, está en ver si una inmensa mayoría de autonomías responderían en esos términos con Feijóo, especialmente en territorios donde Vox puede tener más opciones en una convocatoria nacional. A eso se suma la situación tan precaria que el PP sigue arrastrando en comunidades clave como Cataluña o el País Vasco, donde Feijóo tiene la voluntad de frenar la sangría de los últimos años.

En todo caso, tal y como avanzan en el núcleo duro del presidente, el guion está escrito y lo mantendrán. De ahí, la alianza estratégica entre Feijóo y Ayuso, especialmente en la Comunidad de Madrid y otros territorios donde la presidenta tiene el respaldo de potenciar su perfil propio. En Génova insisten en que “sin Ayuso no podrán ganar España” y, aunque la apuesta del presidente pasa por un PP más moderado, la presidenta madrileña tiene “las manos libres” para alimentar sus posiciones políticas, que atraen a un votante al que Feijóo en ocasiones no llegará.