La campaña electoral de las elecciones andaluzas del 19 de junio arrancará del viernes al sábado cuando el reloj marque las 0.00. Para entonces el marcador no llegará en blanco. Después de unas semanas muy planas tras el adelanto electoral firmado a finales de abril por el presidente andaluz, el ambiente político comienza a coger color. La presencia este fin de semana de los líderes nacionales y la publicación de algunas encuestas ha elevado algo el tono. El ambiente se nota más animado. Las andaluzas escriben el prólogo de las generales. El PP tiene que demostrar que no es rehén de Vox y el PSOE dejar claro que contra los pronósticos de catástrofe el suelo de la izquierda es mucho más sólido de lo que algunos auguran. Así lo publica El Periódico de España.

La foto de las formaciones políticas en el calentamiento permite ya identificar el estado de ánimo de cada jugador. El PP parte como favorito pero teme caer en el exceso de confianza. Sus dirigentes en privado advierten de que no hay que caer en la complacencia porque el PSOE andaluz es una máquina muy poderosa acostumbrada a ganar elecciones durante 40 años. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, retó a los suyos este domingo a vencer al PSOE en Sevilla, donde los socialistas nunca pierden, la provincia que llaman “el corazón” del partido. El líder del PP quiere transmitir a los suyos que por mucho que las encuestas pronostiquen su triunfo no hay que quedarse de brazos caídos sino trabajar a conciencia hasta el 19 de junio por conquistar votos. De eso, avisan, dependerá la gran cuestión de las elecciones autonómicas: si el PP tiene mayoría suficiente para gobernar en solitario o depende de Vox y tendrá que negociar una coalición en su gobierno.

La estrategia del PP es clara: ignorar a Vox. En la línea de lo que quiere el líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, los populares quieren hablar de su libro y aspiran a que nadie les marque ni la agenda ni los debates de campaña. Es la gran obsesión, no darle protagonismo a un partido que creen que ya ha tenido bastante espacio por el lío del padrón de su candidata, Macarena Olona. Hay vértigo en las filas del PP por qué depararán las urnas al partido de la extrema derecha. Las andaluzas demostrarán si el auge de Vox es para tanto o está inflado en las encuestas.

El precedente de Castilla y León los mantiene alerta. No obstante, los dirigentes del PP andaluz comienzan a transmitir que Olona parece no ser el “cañón electoral” que los suyos creían tener. En el PP insisten en la idea de que Vox es “una marca y no un partido” y parece que su techo está fijado en el 15%, lo que supondría quedarse entre los 15 y 17 diputados. En las últimas andaluzas obtuvo 12 escaños, con un 11% de votos. El PP tocó a rebato a sus presidentes provinciales para que hubiera lleno este domingo en Sevilla con Feijóo. El mensaje no era que había que desbancar a Sánchez en Dos Hermanas con su desembarco de los ocho ministros. La llamada era exhibir músculo frente al acto del viernes noche en Málaga con Abascal.

El PP desconfía de las encuestas

Moreno no se fía de las encuestas porque en Andalucía, recuerdan en el PP, fallaron en las últimas elecciones. En 2018 ningún sondeo pronosticó el cambio de Gobierno. El PP está en el poder, en una coalición con Cs y el apoyo de Vox en el Parlamento, con el peor resultado de su historia. Los populares han sufrido muchas derrotas en Andalucía e incluso una victoria, en 2012, con Javier Arenas que fue insuficiente para poder gobernar. Ahora aspiran a gobernar en solitario sumando más que toda la izquierda y haciendo inútiles los votos de Vox.

El PP piensa ignorar a los de Abascal aunque ya se ha oído a Moreno en precampaña advirtiendo de que repetiría elecciones antes de saltarse las líneas rojas que marca el Estatuto de Autonomía. El discurso del candidato popular es más andalucista que nunca. Abascal se dedica a decir en sus mítines que Blas Infante, reconocido en el Estatuto como “padre de la patria andaluza”, es un “pobre hombre”. Olona busca continuamente el cuerpo a cuerpo con Moreno, más incluso que con el PSOE. Eso llevó a Feijóo este domingo en Sevilla a contestar desde el desprecio: son “predicadores y no políticos”, dijo, que “no han gestionado un euro público en su vida”.

Vox y su "campaña enlatada"

La campaña de Vox está especialmente enlatada. Su relación con los medios de comunicación se limita a enviar cortes, videos y totales de sus líderes. No permiten las ruedas de prensa ni las preguntas. Tienen su propio guion, alimentan sus intervenciones con provocaciones y si el resto de partido no entra, como está ocurriendo hasta ahora, esos órdagos mueren sin llegar más allá. Los adversarios políticos consideran que este partido no puede marcar la agenda porque sus temas no están entre las preocupaciones principales de los andaluces. El director de campaña de Olona, el periodista Álvaro Zancajo, que fue jefe de los informativos de Canal Sur con el Gobierno del PP y acabó cesado por orden del número dos de Moreno, Elías Bendodo, ahora en Génova, ha apostado por un modelo de campaña que ensalza a Olona como si fuera casi más una estrella de cine que una candidata a un Gobierno autonómico. Un formato con el que el PP, por cierto, dice respirar más tranquilo de lo que al principio temían.

En las generales, Vox dio el 'sorpaso' al PP en cuatro de las ocho provincias andaluzas, Almería, Cádiz, Huelva y Sevilla. Ahora nadie en las filas populares pronostica un resultado similar. Vox guarda silencio e invita a mirar lo que ha conseguido Abascal en una gira andaluza este fin de semana con paradas en Granada, Málaga y Almería. Con actos “multitudinarios”. De hecho el PP se conjuró este domingo en Sevilla, tocando a rebato a sus directivas provinciales y trasladando autobuses desde otros puntos, después de que Olona y Abascal reunieran a más de mil personas en Málaga, según la organización.

El PSOE pide tiempo

Las urnas hablarán. Vox presume de que se disputa el primer puesto con el PSOE pero ni siquiera en las filas socialistas dan crédito a ese pronóstico. Los de Juan Espadas advierten de que irán creciendo conforme se aproxime el domingo de la cita con las urnas. Llaman a no menospreciar a un partido que gobernó Andalucía de forma ininterrumpida 37 años, que gobierna en la mayoría de los municipios andaluces (458 de 786 ayuntamientos) y que venció en las últimas generales de noviembre de 2019. Hay casi más preocupación en Ferraz que en la cúpula andaluza, donde creen que es posible crecer por encima de los 33 diputados que obtuvo Susana Díaz en la última cita electoral. Eso sí, aunque algún optimista asegura que no hay que dar al PSOE por muerto y que la victoria es posible, es difícil dar con socialistas que hagan ese pronóstico de primer puesto para Espadas. El objetivo es no caer del último resultado y mejorar en algún escaño, así creen que podrían dar oxígeno a Pedro Sánchez y amortiguar el mensaje del PP de un cambio de ciclo desde Andalucía pensando en las generales.

Tampoco se cree las encuestas Cs, que también contó con Inés Arrimadas de nuevo por la comunidad andaluza el fin de semana. El hundimiento desde los 21 diputados de las últimas elecciones se da por inevitable. Los ‘naranja’ pelean por mantener grupo parlamentario, con cinco diputados, y por tener la llave del Gobierno, dejando fuera a Vox y aspirando a ostentar de nuevo alguna consejería junto al PP. Las encuestas más optimistas les dan tres diputados. Es Moreno quien absorbe la mayoría del voto de centro.

A la izquierda del PSOE la pelea sigue, por los escaños y entre los partidos. El presidente de la Junta lanza en cada uno de sus mítines una llamada al voto útil, asegurando que el PSOE tendría que formar “un gobierno Frankestein de “ocho partidos”. Cuenta con los seis que conforman Por Andalucía y con Adelante Andalucía. Está por vez que decide la Junta Electoral, tras el recurso presentado por la confluencia que integra a IU, Podemos y Más País, contra la formación de Teresa Rodríguez. El fin de semana empieza la campaña y el lunes ya se verán la cara los candidatos en un debate en TVE.