El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, introdujo a un mes de la cita electoral en Andalucía un nuevo mensaje a los suyos sobre el peligro de pecar de exceso de confianza. “Que nadie piense que esto está ganado”, señaló el candidato del PP, recordando que enfrente está el PSOE de Andalucía, el partido “con la maquinaria electoral más poderosa, engrasada durante 40 años”.

El mensaje es llamativo en una campaña que hasta ahora se ha dedicado simplemente a afianzar la idea de que, como dicen todas las encuestas, el PP andaluz ganará las próximas elecciones andaluzas. El equipo de Moreno ha optado por un tono plano, un formato presidencialista, sin elevar la tensión ni los decibelios. En el PSOE está convencidos de que buscan intencionadamente una campaña de baja intensidad, que no movilice al electorado de izquierda y que una elevada abstención beneficia al PP.

Por eso el mensaje de Moreno, en un acto en Málaga para reivindicar la gestión del Gobierno andaluz, sorprendió, incluso en las filas socialistas, donde insufló ánimo y ayudó a sus dirigentes a defender la idea de que no todo está perdido y las andaluzas están abiertas. En el equipo del PP aseguran que no ha pasado nada especial para que el presidente andaluz haya recordado a los suyos la necesidad de trabajar “con humildad” y no dar nada por hecho. “No ha pasado nado pero no hay que confiarse”, aseguran en el núcleo duro del presidente.

El fiasco de Mañueco

Hay dos sombras que se alargan sobre las elecciones del próximo 19 de junio. Una es reciente, lo ocurrido en Castilla y León, que el PP andaluz siguió con mucha atención, sabiendo que eran los siguientes en abrir las urnas. En esa comunidad, el PP pecó de exceso de confianza, adelantó la convocatoria convencidos de que estaban al borde de la mayoría absoluta y las expectativas se fueron desinflando hasta acabar con un resultado muy por debajo del esperado y un presidente, Alfonso Fernández Mañueco, en manos de Vox para formar Gobierno. En el equipo de Moreno lo tienen muy presente y advierten de que no se puede volver a repetir ese error de exceso de confianza.

El otro asunto que recorre la historia reciente del PP de Andalucía aún como un fantasma fue lo que ocurrió en 2012, cuando Javier Arenas ganó por primera vez las elecciones con 50 diputados, casi el doble de la cifra con la que Moreno ha gobernado, pero sin mayoría suficiente para llegar a la Junta. Entonces el pacto de PSOE e IU dejó, una vez más, a Arenas en la oposición. El PP llevaba meses en un ambiente euforia, se habían repartido las carteras del Gobierno, el trato al entonces líder andaluz era de presidente ‘in péctore’ y el inesperado pinchazo fue peligroso. Las encuestas, como ocurrió en 2018 para el PSOE, fallaron.

Todo esto está sobre la mesa de un PP andaluz que sabe además que tendrá difícil formar gobierno en solitario, por más que repita Moreno que esa es su aspiración, un ejecutivo monocolor. Aunque en las filas populares insisten en que basta con que el PP esté por delante de la suma de toda la izquierda no es tan fácil. La mayoría absoluta está en 55 diputados. Esa es una cifra ahora mismo, en el actual espacio de fragmentación política, inasumible. Puede que el PP sí quede por delante de la suma de toda la izquierda, en ese escenario coinciden muchas encuestas, pero Vox no va a regalar la investidura a cambio de nada. En eso insisten en la candidatura de Macarena Olona, embarcada en la misión de llegar a la Junta de Andalucía.

“Por un diputado”, “por unos centenares de votos”, avisó Moreno, todo puede dar un vuelco. El PP quiere ensanchar su base electoral en Andalucía, aspira a llevarse los votos de Cs, apunta a votantes socialistas que estén desencantados con el proyecto de Pedro Sánchez o incardinados en la abstención, quiere frenar la fuga de votos a Vox y trata de recuperar a sus votantes que se fueron a la extrema derecha. La del PP en Andalucía es una faena de pesca de arrastre para captar votos de todos los caladeros con la “marca Juanma” como anzuelo, pero en el partido ya avisan de que no basta echar las redes y sentarse a esperar porque no quieren sorpresas.

El PSOE fue el que más celebró el reconocimiento del presidente andaluz: “Estamos en trayectoria ascendente, cuesta convencer a los nuestros de que lo que dicen las encuestas es reversible, pero lo es. Hoy estoy de acuerdo con Moreno”, señalaba alguien en el equipo de Ferraz.