La regulación desigual del tramo autonómico del IRPF en cada comunidad autónoma ha creado grandes disparidades tanto en los tipos impositivos, de 3,5 puntos porcentuales para las rentas más bajas y hasta 9 para las más altas, como en los tramos de ingresos a los que se aplican, que en unas son solo cinco y en otras alcanzan los 10. Esto, sumado a las diferencias de renta en cada territorio, hacen que la recaudación media por habitante por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas -una vez sumado el tramo estatal- sea también notablemente distinta y que la más alta, los 3.280 euros de Madrid, más que triplique la más baja, los 1.003 euros de Extremadura. Andalucía se encuentra en una zona media, con tipos tanto mínimos como máximos sensiblemente inferiores a Cataluña y Comunidad Valenciana, que lideran esta estadística.

Este análisis, que llama la atención sobre las diferencias regionales en cuanto a tarifas y tramos fiscales, indica, respecto al tipo mínimo, que entre el futuro 8,5% de Madrid y el 12% de Cataluña están, además del 9% de Canarias y La Rioja, el 9,5% de Andalucía, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia, además de Ceuta y Melilla; el 9,7% de Murcia y el 10% de Aragón, Asturias y Comunidad Valenciana.

Respecto al tipo máximo, Andalucía se sitúa en mitad de la particular tabla entre comunidades, con un 23,7%. Madrid, de nuevo, es la región con un tipo más bajo, del 20,5%, 9 puntos menos que el 29,5% en el que se sitúa Valencia. Entre medias aparecen el 21,5% de Castilla y León; el 22,5% de Castilla-La Mancha y Galicia, junto a Ceuta y Melilla; el 22,9% de Murcia; el 23,7% antes citado de Andalucía; el 25% de Aragón, Baleares y Extremadura; el 25,5% de Asturias, Cantabria y Cataluña; el 26% de Canarias; y el 27% de La Rioja.

Así, los tipos agregados (sumado el tipo estatal) oscilan entre el 45 y el 54%, mientras que en los territorios del País Vasco el mínimo es el 23% y el marginal máximo el 49% y en Navarra hay una tarifa con tipos del 13 al 52%.