La soledad no deseada se encuentra presente en la población andaluza de 55 y más años, se incrementa con la edad y es especialmente gravosa a partir de los 80 años, de manera que el 47% de los mayores de 55 años se encuentra en situación de soledad, según se desprende del Estudio sobre soledad no deseada en personas de 55+ años en Andalucía, llevado a cabo desde la Dirección General de Personas Mayores y Pensiones no Contributivas de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía.

Esta investigación, coordinada por Juan Manuel García, profesor de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), se ha llevado a cabo mediante la entrevista a 2.000 personas de 55 y más años residentes en toda la región. Se trata del primer estudio de estas características que se realiza en Andalucía.

No obstante, no todas las personas mayores que viven solas tienen por qué sentirse solas o encontrarse en situación de soledad. De ahí, la importancia de este estudio que analiza otras variables y los factores que influyen en este sentimiento tanto internos (soledad emocional) como externos (soledad social).

La consejera, Rocío Ruiz, señala a través de un comunicado que el estudio pone de manifiesto que la soledad no deseada se encuentra presente de manera transversal «a todas las edades», en hombres y mujeres, y en todas las provincias. «Hay una problemática de soledad no deseada contra la que hay que luchar, que es necesario aliviar y ante la que hay que articular estrategias y políticas públicas de prevención, seguimiento e intervención, así como seguir investigando», añade.

En este sentido, hace referencia al primer Plan Estratégico Integral para Personas Mayores en Andalucía que está elaborando la Consejería, que ordenará las políticas públicas destinadas a promover el bienestar de los mayores, políticas en el ámbito sanitario, de servicios sociales, cultural, deportivo, de ocio, urbanístico y asociativo.

El estudio refleja que la prevalencia de soledad emocional es mayor que la de soledad social, siendo la primera más frecuente entre las mujeres y la segunda, entre los hombres.