Investigadores del Departamento de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva (UHU) sitúan en torno al año 1250 a.C. (antes de Cristo) el inicio del proceso geológico por el que el estuario del río Guadalquivir se fue cerrando al océano Atlántico hasta adquirir su forma actual.

Según ha informado la Fundación Descubre en una nota, en un estudio determinan que la transición de un espacio abierto al mar a otro más aislado, hace más de 3.200 años, se debe a procesos sedimentarios costeros, entre ellos, los efectos de ciertos tsunamis, causantes del origen de transformaciones en el paisaje que han podido determinar la ubicación actual de poblaciones como Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) o la configuración del Espacio Natural de Doñana.

Estas conclusiones, recogidas en el artículo 'Atlantic extreme wave events during the last four millennia in the Guadalquivir estuary, SW Spain', publicado en la revista Quaternary Research, son el resultado de los distintos sondeos que los investigadores han realizado en el entorno de Doñana utilizando técnicas como estudios de sedimentos, fósiles, polen y dataciones radiométricas de carbono 14.

En los estudios sedimentológicos, analizaron las características de las distintas capas de arena, así como la macrofauna --moluscos y caracoles-- y microfauna. En este sentido, los expertos se centraron en los foraminíferos, unos organismos marinos microscópicos a partir de los cuales se puede determinar cómo ha ido evolucionando el medio en los últimos 4.000 años.

Asimismo, los investigadores acometieron dataciones de carbono 14 a muestras de conchas marinas para calcular la edad de estos fósiles. Este tipo de análisis, utilizado en geología y arqueología, mide la cantidad de carbono 14 --un elemento del carbono que se origina en la atmósfera-- que cualquier resto orgánico acumula a lo largo de su vida. Las plantas lo incorporan a través de la fotosíntesis, y los animales, alimentándose de los vegetales.

Al morir, la absorción de carbono cesa y empieza a desintegrarse el que había acumulado en el organismo. Este proceso permite a los científicos determinar la edad de un resto arqueológico mediante la diferencia entre la cantidad de carbono que hay en el momento de la muerte y la que queda cuando el vestigio es encontrado miles de años después. A las dataciones se sumaron análisis de polen para comprobar los cambios en la vegetación del entorno.

EL GUADALQUIVIR, ESCENARIO DE TRES TSUNAMIS

A partir de estas pruebas, los expertos han constatado que, en los últimos 4.000 años, la cuenca del Guadalquivir ha sido escenario de tres tsunamis. El primero, en torno al año 2000 a.C., el segundo en el 1500 a.C., y el tercero en el año 1250 a.C.

"A lo largo de este periodo, el estuario sufrió varios procesos de subsidencia, es decir, el hundimiento progresivo de los sedimentos que, a su vez, provocó la inundación de la zona. En esta fase, el estuario estaba más abierto al mar y, por lo tanto, sometido a los procesos marinos", explica a la Fundación Descubre uno de los investigadores principales del proyecto, Antonio Rodríguez Ramírez, de la Universidad de Huelva.

Sin embargo, tras el paso del tercer tsunami, hace más de 3000 años, la antigua cuenca empieza a transformarse en un espacio más cerrado al mar debido al crecimiento de las barreras de arena que rodean al estuario. Los restos fósiles analizados por los investigadores atestiguan esta época de cambio. Así, han comprobado "una disminución del número de especies marinas" y, en cambio, "aumentan las variedades de microfauna y macrofauna propias del área protegida".

ASENTAMIENTOS HUMANOS HUNDIDOS BAJO SEDIMENTOS

Entre las consecuencias de estas inundaciones, los expertos destacan la desaparición de los posibles asentamientos humanos establecidos en la zona, ocultos bajo la superficie del suelo. "En Doñana, no es posible hallar vestigios arqueológicos más antiguos que la época romana porque están hundidos bajo metros y metros de sedimentos. Si hemos encontrado algunos restos cerámicos es porque han sido arrastrados con posterioridad hacia el interior del estuario", indica el responsable del proyecto.

También el paisaje ha experimentado cambios. Así, de ser una zona continental, con una vegetación similar a la existente en la actualidad en los arenales de Doñana, la cuenca del Guadalquivir se convirtió primero en un lago costero --tipo Albufera de Valencia-- y después en una marisma.

Y es que el investigador explica que "con el paso del tiempo, el lago se fue colmatando, es decir, se fue rellenando con sedimentos de materiales transportados por el agua, hasta que se formaron las marismas actuales", al tiempo que añade que, debajo de la marisma, "hay formaciones arenosas de dunas arrastradas por el viento, que están a diez metros de profundidad, soterradas por los sedimentos más recientes".

Las investigaciones realizadas se enmarcan en el 'Proyecto Hinojos', financiado por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva, el Organismo Autónomo Parques Nacionales del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la Estación Biológica de Doñana (EBD), el Espacio Natural de Doñana (END), el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), la Fundación Caja Madrid, la Fundación Doñana 21, el Ayuntamiento de Hinojos y la Fundación Hogar del Empleado (Fuhem).

Este trabajo tendrá continuidad en otro proyecto que centrará su atención en la ampliación de la zona de estudio, ya que, como indican los investigadores, "el estuario es muy extenso y casi llega hasta Sevilla"; así como el establecimiento "preciso" de las variaciones de la línea de costa.

"Estudios previos han determinado que el nivel del mar actual se alcanzó hace 5.000 o 6.000 años pero nosotros pensamos que es más reciente, hace unos 4.500 años. Y la clave puede estar en la zona del Guadalquivir", concluye.