Mucha gente se pregunta por qué tardó siete años en denunciar el joven que ahora es profesor de psicología en un centro del Opus Dei en Pamplona y que con su carta al Papa destapó el escándalo de abusos en Granada. El joven, bautizado en los medios como Daniel, regresó este verano al barrio del Zaidín, donde vive su familia, muy cerca de la parroquia de San Juan María Vianney. Descubrió que el cura Román mantenía su poder entre los feligreses y que seguía rodeado de muchachos. "Regresaron sus fantasmas y ante el temor de que el sacerdote siguiera utilizando su influencia para abusar de menores, decidió dar el paso y denunciar", explican fuentes de su entorno.