El arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, canceló ayer su agenda tras trascender que fue obligado por la Santa Sede a renunciar al cargo por haber autorizado el pago de una indemnización de 105.000 euros a un diácono que no llegó a ordenarse sacerdote. 'Radio Zaragoza' informó ayer que el Vaticano obligó a Ureña a dejar el cargo de forma fulminante por no atajar un problema de acoso que sufrió este diácono por parte de un párroco de una localidad de la provincia. Según el diario 'Heraldo de Aragón', el colegio de consultores abordó el tema de la indemnización en una reunión celebrada el martes. Ureña explicó allí que esta persona quería cursar una licenciatura y que calculó que era el dinero que podía necesitar para costearse unos estudios de cuatro años. Según este diario, además de la indemnización, habría existido un pago complementario del arzobispo al diácono que ascendería a 15.000 euros.