No es ningún secreto que Cospedal y Arenas se llevan mal. Su relación es tensa, fría y difícil, más aún ahora que son compañeros en Génova. El que fuera líder todopoderoso del PP andaluz durante casi dos décadas se marchó a Madrid antes del verano, a su cargo de vicesecretario Territorial, para buscar acomodo tras el enorme fiasco de las autonómicas. Desde la noche electoral del 25 de marzo, la secretaria general del PP dio por agotada la etapa de Arenas en Andalucía y se precipitó a buscar un sucesor. No tuvo dudas, quería a Juan Ignacio Zoido. El principal hándicap del nuevo líder del PP-A es su interinidad. No está claro que Zoido sea el candidato a la Junta en 2016--ayer volvió a decir que esa decisión "no toca ahora"-- y su clarísima preferencia por Sevilla tampoco ayuda. La secretaria general de los populares dio un golpe en la mesa para acallar a quienes sostienen que Zoido está de paso. "No hay provisionalidad en el PP de Andalucía y quienes traten de verla, se equivocan", sentenció Dolores de Cospedal. Viajó a Málaga para presentar a la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, que daba una conferencia en el Fórum Europa Tribuna Andalucía. Cospedal calificó de "incuestionable, magnífico e inapelable" el liderazgo de Zoido. Algunos dirigentes en el partido no opinan lo mismo. El perfil bajo de Zoido preocupa y mucho en sus filas.