Fue el único golpe sobre la mesa más brusco. Justo cuando terminaba su intervención y sin que hubiera dado tiempo a formular la pregunta, el presidente Griñán espetó sus "dudas" sobre "la solvencia" de quien es número dos del Ministerio de Hacienda, el secretario de Estado de Administraciones Públicas Antonio Beteta. "He oído reiteradamente al Gobierno de España poner en duda la solvencia de Andalucía. Esto nos privó de la posibilidad de colocar deuda pública y nos hizo muchísimo daño", reflexionó Griñán. Beteta, recordó, fue uno de los que sembró esas dudas. "Ahora soy yo el que tiene serias dudas sobre su solvencia", dijo. Sus declaraciones se enmarcan en el desvío del déficit de 2.000 millones de euros de Madrid, donde el número dos del ministerio fue consejero de Economía.

La pasada fue una semana dura. El Gobierno andaluz tuvo que aprobar sus recortes contrarreloj. Acudió a la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera y vio como el ministro Montoro ponía en duda los ajustes andaluces. Al final, Andalucía superó el examen de las cuentas autonómicas por los pelos y tras una bronca del dirigente del PP. Solo un día después se conoció que había tres comunidades que habían ocultado su déficit real y que tenían facturas escondidas en los cajones. Eran tres regiones del PP, Madrid, Valencia y Castilla y León, las que habían maquillado 3.000 millones de su déficit. Rajoy restó importancia al dato. Montoro lo disculpó por el plan de proveedores. El prersidente Griñán está indignado y pide explicaciones.