El PSOE de Sevilla no pudo contener su hemorragia interna y se desangró ayer definitivamente en el peor escenario posible. Ni siquiera el aliciente de las elecciones andaluzas, que se celebran en apenas mes y medio y donde los socialistas se están jugando la escasa cuota de poder que le queda tras el batacazo del 20-N, pudo contribuir una pizca a cerrar una lista de consenso en torno a la figura de su candidato, José Antonio Griñán. Esos deseos de unidad se apagaron después de que el hasta ayer secretario general del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, certificara su amenaza y renunciara a su cargo, con tales consecuencias que la lista de Sevilla, liderada por Griñán, sólo fue votada por la mitad de los miembros del comité electoral y, para colmo, aún se estudia su legalidad, algo que tendrá que dictaminar hoy la Ejecutiva Federal.

Viera renunció y la falta de un acuerdo deja al PSOE de Sevilla abocado a ser reconducido a través de una comisión gestora, cuya constitución no está exenta de dificultades. La Ejecutiva regional, enfrentada en las últimas semanas a Viera, es la que deberá designar los nombres que retomarán el rumbo de la nave socialista. Pero antes deberán contar con el beneplácito de Ferraz, más cercano a los afines del exsecretario provincial, sobre todo cuando se decantó claramente, junto a alcaldes representativos de la provincia como los de Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra oLa Rinconada, a favor de la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba. Tal es la gravedad de los acontecimientos que han tomado cartas en el asunto la vicesecretaria general, Elena Valenciano, y el secretario de Ciudades y Política Municipal, Gaspar Zarrías.

DIMISION A LAS 10.00 HORAS Esa incógnita asomó cuando Viera presentó su dimisión sobre las 10.00 horas de ayer, un detalle que ocultó a parte de la Ejecutiva provincial --que ya no controlaba, como confirmó-- durante tres horas en las que se negoció, en su nombre, una lista de integración. Su última decisión, de hecho, fue retrasar la comisión en la que se tenía que cerrar la lista al Parlamento. Aunque se amagó con iniciarla sin Viera, se le esperó hasta que llegó a las 13.00 horas. Allí comunicó su renuncia.

Fuentes del entorno del regional mantienen que "simultáneamente" se presentó la lista de integración que "estaban cerrando", a la vez que puntualizaron que la renuncia "no se registró hasta pasadas las 13.15 horas".

Pero el paso ya se había dado. Viera aprovechó la convocatoria del comité electoral para lanzar su discurso de despedida, donde no se cortó al denunciar que "se había vulnerado gravemente" la "autonomía" del PSOE de Sevilla. "Puedo recibir consejos, pero no me pongo de rodillas ante nadie", manifestó Viera, que insistió en las presiones y los vetos, entre los que citó el que no se aceptara a Alfondo Guerra como delegado al Congreso Federal. "El pedigrí o el grado de lealtad no se miden según hayan cambiado las situaciones personal o económicas de algunos, que han pensado más en los intereses de su familia que en los del partido", recriminó Viera a sus rivales, a la vez que se autoproclamó como uno de los artífices de la unidad que tuvo el partido "hasta principios de año".

Viera lanzó su último órdago, se marchó y se llevó consigo a sus afines, escenificando la división latente y dando por hecho de que se había bloqueado toda elección de lista. Sin embargo, fue el regional el que tomó las riendas del comité y prosiguió con la votación de una lista que defendieron de "integración" y en la que, además de estar liderada por Griñán y Díaz, contaba con una combinación en los primeros puestos de gente de su cuerda (José Muñoz o Verónica Pérez) con gente cercana a Viera como José Caballos, Carmen Tovar y AlfonsoRodríguez Gómez de Celis.

EJECUTIVA DISUELTA Pese a esas concesiones, el entorno de Viera esgrimió su invalidez ya que, una vez presentada la renuncia, la comisión ejecutiva quedaba disuelta y, por tanto, no podía presentar lista alguna. No casa con el argumento del regional, que precisó que contó con el voto mayoritario de la comisión ejecutiva, que ya había sido convocada.

"Os quiero advertir que estatutariamente la votación no tiene ningún valor", avisó Carmen Hermosín que, aunque aclaró que fue a título individual, pertenece a la comisión de Etica y Garantías del PSOE federal.

Ante estas diferencias, llegó la guerra de números sobre el respaldo a una lista en la que el gran damnificado es el propio Griñán, pese a que se mostró "contento" con la elección de "diputados de gran capacidad" en todas las provincias. La ausencia de los afines a José Antonio Viera, unido a la imposibilidad de que la Ejecutiva pudiera ejercer su voto al quedar disuelta, redujo la participación a casi la mitad.

El regional expuso las cuentas y defendió que la candidatura encabezada por Griñán fue avalada por el 91% de los votos, que luego rebajó al 66% tras contar que "fueron 72 votos a favor de 123 que se acreditaron". A la vez, aireó un escrito en el que 40 miembros de la Ejecutiva provincial avalaban la propuesta, que debe ser aprobada por el Regional. "Sólo ha apoyado por una tercera parte de los miembros", replicaron desde el entorno de Viera, que aclara que hay que contabilizar a 212 delegados.