Desde el comité federal del pasado sábado, la palabra de Griñán se ha convertido en un eco dentro del PSOE. En concreto dos palabras que utilizó el secretario regional del partido en Andalucía para describir cómo debería ser la futura ejecutiva federal socialista que salga del congreso: "intergeneracional y paritaria". Desde que lo dijera Griñán, varios dirigentes y exdirigentes del PSOE lo han repetido como una máxima común, hasta que ayer el cabeza de lista por Sevilla, Alfonso Guerra, fue el primero en criticarle: "Siempre tiene que haber cambio de generaciones, pero no significa darle un plus al cambio por el cambio. Esto de jovencitos al poder y las mujeres primero no es buena técnica", dijo en una entrevista en la Cadena Ser.

LA FUTURA DIRECTIVA Esto no evitó que Griñán volviera a repetir esas dos palabras ayer, convencido de que deben primar en la formación de la futura directiva (la propia ejecutiva regional andaluza es un ejemplo de paridad y mezcla de generaciones). Guerra admitió que le dio "escalofríos" ver que la noche del 20-N "la dirección del partido no saliera a dar la cara" tras la derrota. En el PSOE, añadió, "hay demasiada gente preocupada por empezar la casa por el tejado, por elegir un líder" mientras que el "debate" sería estudiar "qué ocurrió" el 20N. El veterano político aseguró que "cuando se presenten los candidatos a liderar el PSOE será casi un deber ético decir a quién se apoya".

Además, Alfonso Guerra quiso no dramatizar con un posible fracaso en las andaluzas: "Si no gana el PSOE tampoco puede ser visto como una tragedia después de haber gobernado durante 30 años".