El presunto cerebro de la trama de corrupción en Marbella (Málaga), Juan Antonio Roca, ha asegurado que repartía dinero procedente de sus negocios privados entre los entonces concejales marbellíes con el objetivo de mantener la unidad en el equipo de Gobierno, dentro de "un acuerdo político"; asegurando que los ahora exediles "desconocían el origen de esos fondos conlos que les gratificaba".

Roca continuó respondiendo por quinto día a las preguntas del fiscal Anticorrupción sobre los presuntos pagos por parte de empresarios procesados y los realizados por él a exconcejales; así como al reflejo de estas entradas y salidas de dinero en los archivos informáticos de la sociedad Maras Asesores, relacionada con Roca, y la vinculación de las aportaciones con resoluciones urbanísticas favorables.

"Cuando yo tenía fondos procedentes de mis negocios, decidía repartir a los concejales por el acuerdo al que había llegado", indicó el principal acusado, quien volvió a desvincular los pagos realizados por promotores acusados en el caso Malaya, que constan en los archivos intervenidos, de esas resoluciones municipales, asegurando que en algunos casos éstas no se llegaron a producir.

Roca volvió a negar que pagara a los exediles para que aprobaran una licencia o ratificaran un convenio, preguntándose "cómo voy a gratificar a los concejales por algo que no han hecho". En este sentido, Roca ha recordado que cuando asesoró a algunos de los empresarios él ya no formaba parte de Planeamiento.

En este sentido, explicó su trabajo de intermediación en operaciones urbanísticas del empresario Rafael Gómez Sánchez, actual concejal en Córdoba, aludiendo a que uno de los pagos que supuestamente se vincula al promotor cordobés "no es un dinero entregado directamente" por él, aunque quien compra los terrenos sí es su empresa". Al respecto, señaló que esa sociedad de Gómez "hace unas obras que no estaban amparadas por ninguna licencia" y que se abrió expediente de disciplina urbanística.

Además, volvió a aludir a pagos de empresarios para financiar la campaña del Grupo Independiente Liberal (GIL) de las elecciones de 2003, explicando que en esas municipales sucedió que "por primera vez el GIL iba a ir dividido" por las "desavenencias" que surgieron entre Jesús Gil y Julián Muñoz, cuando éste sustituyó al primero como alcalde, hasta el punto que Muñoz "formó un partido" y tuvo una campaña "distinta", aunque finalmente concurrieron juntos.

Entonces, dijo, Gil le encargó que se hiciera cargo de la gestión de la campaña y, aunque ha reconocido que no tenía cargo en la formación, "yo actuaba un poco de tesorero, le daba el dinero a quien Gil me decía". En unos casos, indicó, era él mismo el que solicitaba la colaboración para la campaña, sobre todo a promotores; y en otros eran aportaciones al propio Gil, que "yo apunto tal y como me la dicen".