La semana ha dado para todo lo que se quiera, desde lo local a lo internacional, pero podía resumirse, en cuanto a la política, en ese título del comienzo del curso con la guerra al fondo. La situación política ha cambiado poco desde que sus señorías y demás se fueron de vacaciones. Siguen las mismas cuestiones --las listas en lo local, la financiación debida en lo autonómico, el Prestige ...-- pero ahora con el telón de fondo de la guerra criminal a punto de iniciarse, si es que no ha empezado ya.

Volvieron sus señorías a los escaños y se celebró el primer pleno del año en el que, entre preguntas y mociones, se dedicó una jornada al caso de la deuda del Gobierno central y otra a la guerra. No hubo sorpresas para nada, pues ni siquiera lo supuso la carta del ministro Arenas al presidente Chaves, en respuesta a la que éste le mandó hace más de un mes. Todos los grupos de la cámara, salvo el PP lógicamente, responsabilizaron al ministro del ramo del parón en la resolución de un tema para el que había acuerdo completo antes de fin de año. Y ahora parece que se ha vuelto tan atrás que nadie le ve el final, al menos hasta que pasen las elecciones municipales. Sólo hubo acuerdo en lo que ya había: en la fecha para el traspaso de las políticas activas de empleo, unas competencias que tienen las comunidades que se crearon años después de la andaluza. O sea, que nos fuimos de vacaciones de Navidad con esta bronca y volvemos con la misma.

Aparte de los políticos, el Parlamento será noticia esta semana para los ciudadanos por dos motivos. Primero, porque se va a inaugurar la sede completa ya rehabilitada. Y segundo, porque el sábado y el domingo próximos serán jornadas de puertas abiertas en la Cámara andaluza, para que todos los ciudadanos que lo deseen puedan visitar la casa en la que se legislan sus cosas y se debaten sus problemas. Y, este año, una sede ampliada, completada y de la que podemos estar orgullosos los andaluces que es la sede más digna de todos los parlamentos autonómicos.

Pero como hoy estamos en el día que estamos, en que habrá muchos andaluces en la calle contra una guerra infame por controlar un petróleo considerable, no me resisto a contar o calificar como mejor chiste de la semana el del ministro de Guerra español, el opusero y cartagenero Trillo. Este hombre ha llegado a decir que él no tiene que hacer caso al Papa en esto de la guerra, que eso de asesinar a miles de inocentes son asuntos sociales en los que no hay que hacer caso al Pontífice. Y después, se fue a comulgar, como todos los días. Ahí está el chiste. Así que, como nuestro presidente dijo en el Parlamento que estaría con la mayoría de los ciudadanos andaluces, yo les digo a ustedes que vayan a la "mani" más cercana, con sus hijos y con su suegra, si hace falta. Y griten su "No a la guerra".