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DEFIENDEN el derecho a expresarse libremente

113 personas y entidades culturales cordobesas lanzan un manifiesto en apoyo al rapero Pablo Hasél

Aumentan las reacciones contra la sentencia que condena al músico por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona

113 personas y entidades culturales cordobesas lanzan un manifiesto en apoyo al rapero Pablo Hasél

“La música debería estar al margen de cualquier tipo de censura porque, igual que la poesía o la narrativa, es un género artístico y de ficción”, señala el escritor Mario Cuenca Sandoval, uno de las 113 personas y entidades culturales cordobesas que han firmado el manifiesto Córdoba por la libertad de expresión en apoyo al rapero Pablo Hasél, condenado a prisión por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona.

"La implacable persecución de miembros de la cultura y el arte por intentar ejercer su derecho a la libertad de expresión se ha convertido en los últimos tiempos en una amenaza recurrente cuya expansión puede corroer los cimientos de la convivencia, hasta el punto de que España ya encabece la lista de países europeos que más artistas ha represaliado por el contenido de sus declaraciones”, señala este manifiesto, que añade que “con el encarcelamiento decretado para el cantante Pablo Hasél, el derecho a expresarse libremente se encuentra en grave riesgo, constituyendo un peligro para todo creador o activista cultural que decida exponer públicamente sus juicios críticos sobre la forma de actuar de alguna de las instituciones del Estado”.

Por todo ello, los 113 firmantes, como representantes y activistas del mundo del arte y la cultura de Córdoba, “manifestamos nuestro apoyo a Pablo Hasél y exigimos su puesta en libertad, así como que se erradiquen del Código Penal este tipo de delitos que impiden no solo el democrático ejercicio de la libertad de expresión, sino también de nuestra libertad artística y de pensamiento”.

El paradigma de la libertad

En este sentido, el escritor y músico Antonio Manuel Rodríguez, que ha apoyado este manifiesto, considera que “el problema de este encarcelamiento y otras situaciones similares es la propia existencia del delito, que supone una afrenta directa al núcleo de la libertad de expresión”, añadiendo que “este caso es flagrante porque atenta contra la libertad de creación”. Rodríguez ha echado la vista atrás a otros tiempos en los que la libertad era "el paradigma", y a nadie se le pasaba por la cabeza este tipo de acciones. “Ese paradigma está cambiando a fuerza de reformas legales que no tocan el contenido formal, pero sí atentan contra el contenido material”, recordando que algunas de sus canciones, cuando formaba parte del grupo Deneuve, "quizá hubiesen sufrido la misma censura hoy en día".

Por su parte, la creativa Esther Casado, que también se ha unido a esta iniciativa, considera que "no se puede coartar la libertad en la creación" y mucho menos “cuando los medios de comunicación están diciendo lo mismo que Hasél, pero resulta que como él lo hace cantando y es rojo, se le mete en la cárcel seis meses”.

De la misma opinión es el músico Yonca Zarco, que explica que “se está criminalizando una opinión” y piensa que en España "solo hay libertad de opinión y expresión para la extrema derecha, que puede decir las mayores barbaridades”, añadiendo que “la Ley Mordaza es un atraco a mano armada”.

Por su parte, el escritor y profesor de Derecho de la UCO Octavio Salazar, piensa que “estamos viviendo en un momento donde se están poniendo restricciones a un derecho fundamental como es la libertad de expresión, lo que contradice la esencia de una democracia, que implica tolerar aquellas ideas y opiniones con las que no estés de acuerdo” y que, incluso “pueden parecerte una barbaridad”.

"Estamos en un momento paradójico porque, por un lado, tenemos muchos espacios donde manifestar nuestras opiniones, pero cada vez estamos viendo como se generan este tipo de persecuciones, lo que nos llevaría a una deriva terrible”. También el crítico de flamenco Juan Pérez Cubillo se ha unido a este manifiesto, ya que piensa que “hay cuestiones que se consideran dogmas de fe y no lo son”, opinando que “si tenemos un ordenamiento constitucional que consagra la libertad de expresión, debe cumplirse”.

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