El 31 de marzo del 2008 inició su andadura Espumacor, por lo que este año cumple su décimo aniversario. Su gerente, Antonio Palomino, ha querido agradecer a su familia, a su equipo humano y a todas aquellas personas que, de algún modo, han colaborado en el desarrollo de esta industria con un homenaje celebrado en la finca El Carmen. Recuerda a este periódico que los inicios fueron muy difíciles, «tanto en el aspecto de ventas como de compras», ya que fue el inicio de la dura recesión económica de España, que ha durado algo más de una década.

Recuerda Palomino que «con mucho tiempo y con muchas ganas adquirimos una primera máquina y hoy disponemos de seis máquinas de corte y vamos a realizar una gran inversión para adquirir otra máquina superior». Todo comenzó bajo cero y hoy se puede decir que está consolidada. Han sido muchas horas, todo muy controlado al milímetro, pero con mucha seriedad y formalidad para ganarse un prestigio en este campo.

Tanto Antonio Palomino como todo el equipo humano que integra esta industria villarrense han vivido por y para el negocio, tratando con mimo sus productos, ya que esta firma se dedica al transformado de espuma, colchones viscoelásticos y rellenos de almohadas, almohadones y respaldos de muebles tapizados. Si por algo se caracteriza esta empresa es de tener un buen producto y un buen servicio.

Sus clientes, de prácticamente todo el territorio nacional, son fieles a Espumacor gracias a mantener una línea basada en el equilibrio en cada uno de sus departamentos, desde el administrativo, pasando por el de producción, el comercial y el de distribución. Antonio Palomino ha recibido en todo momento el apoyo de sus padres, Antonio (que ha sido empleado de banca durante 40 años) y Juli. Además, le acompañan sus dos hermanos, que forman parte de una plantilla integrada por 14 personas.

Este empresario resalta la buena armonía existente en la empresa, que ha quedado demostrada en la fiesta que ofreció el pasado sábado, 7 de abril, donde se reunieron más de cien personas, que mostraron su felicidad ante este hueco que se ha abierto Espumacor en España, en un segmento clave para la industria del mueble. La intención de esta empresa es seguir innovando, desarrollando nuevas estrategias para incorporarse a un mercado de más calidad, con una mayor perfección en el corte. De ahí que se haga embarcado en una gran inversión para la adquisición de una máquina de control numérico. Día a día ha ido evolucionando y el resultado se está viendo. También incorpora una máquina de control numérico para el corte de telas, con lo que se va adaptado día a día a las necesidades del mercado. De hecho, comenzó con una nave de algo más de 600 metros cuadrados, y actualmente tiene cerca de 3.000, y ha se le están quedando pequeños.

Así, con esta filosofía de trabajo, Antonio Palomino ha basado su día a día en Espumacor, un sello de calidad y tranquilidad para sus clientes con sentido duradero, ya que, como dice Palomino, «no queremos ser una canción de verano sino una composición de larga duración para que nuestros clientes confíen cada vez más en nosotros».

Por otro lado destaca que, a pesar de ir paso a paso, durante estos años difíciles, la paciencia a jugado a su favor, ya que la actividad ha sido productiva, se ha dejado el tiempo correr y cuando han ido viniendo los imprevistos se han ido ajustando a los cambios, «así que dentro de lo malo, gracias a la colaboración de mis padres y de mis hermanos, Rafael y Alejandro, y de todo nuestro equipo, se han ido salvando obstáculos hasta llegar a ser una firma con nombre».

El acto del sábado fue más que todo de convivencia, ya que Antonio Palomino disfrutó de un buen rato con los empleados y la familia, así como un grupo de amigos y proveedores. El objetivo es seguir haciendo fuerza y creando músculo en la empresa a través de la unión. Hubo una cena formal, posteriormente actuó un grupo flamenco y la actuación de un grupo musical para disfrutar de esta convivencia.