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Agricultura

Los regantes del Guadalquivir ahorran el 13% de la dotación de agua para todo el verano

Los agricultores han economizado unos 160 hectámetros sobre una dotación concedida en primavera de 1.200 hectómetros

Cultivo de regadío en Córdoba.

Cultivo de regadío en Córdoba. / A. J. González

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Córdoba

Los regantes del sistema de regulación general de la cuenca del Guadalquivir no han necesitado emplear toda el agua que la Confederación Hidrográfica les concedió la pasada primavera para aguantar todo el verano, con una dotación casi completa con respecto a una campaña habitual. La regulación general es un vasto sistema de gestión del agua de la principal cuenca andaluza, donde están incluidos la mayor parte de los regadíos de la provincia.

En la comisión de desembalse de la primavera se acordó destinar a los regantes de la cuenca un total de 1.200 hectómetros cúbicos para todo el verano, una cantidad suficiente como para desbordar el mayor pantano de la región (Iznájar). Fue una dotación amplia gracias a los dos años de lluvias que, si bien no han llenado los pantanos (aún se encuentran de media por debajo de la mitad), sí han propiciado la generosidad en la entrega del agua a los regantes, después de dos años con lo justo para evitar la muerte de los cultivos.

Pues bien, terminada la campaña el pasado 30 de septiembre, los agricultores han conseguido economizar unos 160 hectómetros cúbicos, lo que supone un 13% del total pactado, según indicó a este medio Pedro Parias, secretario de la asociación sectorial Feragua.

Explicación

Las causas que explican este ahorro son básicamente dos. Por un lado, una mayor concienciación de los agricultores en cuanto al consumo de un bien escaso, acompañada de modernizaciones en las infraestructuras de regadío que evitan cada vez más el desperdicio innecesario y son más eficientes en el gasto. Pero además, hay que tener en cuenta, recuerda Parias, que cuando se plantaron cultivos de invierno el año pasado aún se desconocían las dotaciones que se iban a aprobar en primavera. Hubo agricultores que, ante la incertidumbre, optaron por plantar cultivos con un menor gasto de agua. Eso, al final, ha hecho que no fuera necesaria tanta agua este verano.

Este desacople entre las previsiones y la demanda final de agua hace que los regantes replanteen una vieja demanda: planificar las campañas de regadío, con sus correspondientes dotaciones, de manera anual en vez de estacional. Eso permitiría a los agricultores decidir con más antelación lo que quieren plantar a sabiendas del agua de que van a disponer.

Cultivos leñosos

Además, Parias recuerda que cada vez más los regantes optan por cultivos leñosos en detrimento de los que se plantan cada año, que pueden variar mucho de una campaña a otro según las condiciones del mercado y la climatología. En esencia, los regantes se están pasando sobre todo al olivar, aunque también a los cítricos y el almendro.

Imagen de la actual campaña de recogida de cítricos.

Recogida de naranjas. / Axel Álvarez / Archivo

Un ejemplo de la pérdida de los cultivos estacionales es la remolacha. En Córdoba llegó a haber varias industrias relacionadas con esta planta de la que se obtiene azúcar, así que miles de hectáreas de cultivo. Ya no queda ni un solo agricultor en la provincia dedicado a la remolacha, según Feragua. Y el último ingenio remolachero, ubicado en Jerez, cerrará esta campaña, recuerda Parias.

Hasta hace unos años, la proporción entre cultivos permanentes basados en árboles y los estacionales (como los cereales) estaba más equilibrado. Ahora, por el contrario, en torno a un 80% de las plantaciones son estables y solo el resto se plantan cada año para adaptarse a las circunstancias, «pero los permanentes están ahí».

Campañas anuales

Con todos estos condicionantes, el secretario de Feragua entiende que «hay que pensar que la campaña de riego no se puede diseñar de abril a octubre o septiembre. Hay cada vez más cultivos permanentes, que si en otoño no riegan pierden parte de su producción. Pedimos campañas anuales y que se cambie el modelo de temporada de riego, para que sean anuales».

Mientras eso no ocurra, los regantes tendrán que seguir negociando cada primavera las dotaciones de regadío para la estación seca. En el otoño se necesita mucha menos agua en condiciones normales, y así está previsto que ocurra en la presente campaña. La CHG ha aprobado una dotación de 50 hectómetros para toda la cuenca a partir del 1 de octubre. Si es suficiente o no, dependerá como siempre de la climatología. En caso de escasez de lluvias, los regantes pedirán más agua tras haber gastado menos en verano.

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