MONTILLA-MORILES

El sector aplaude la reducción del grado de alcohol en los vinos

Cooperativas y lagares defienden la necesidad de «acercarse más» a las tendencias de consumo | La Asociación de Bodegas de Moriles reclama un plan estratégico para frenar el arranque de vides

El bodeguero Emilio Padillo sirve una copa de vino en el castillo de Montilla.

El bodeguero Emilio Padillo sirve una copa de vino en el castillo de Montilla. / JOSÉ ANTONIO AGUILAR

Juan Pablo Bellido

Juan Pablo Bellido

El marco Montilla-Moriles ha acogido de manera positiva el anuncio hecho público el pasado miércoles por parte de la Consejería de Agricultura sobre la modificación de la orden que regula la caracterización de los vinos tradicionales de Andalucía. El documento, cuyo contenido no ha trascendido todavía, supone un «avance histórico» a juicio del Ejecutivo autonómico, por cuanto «armoniza y define con precisión» los términos que se utilizan tradicionalmente para denominar los diferentes tipos de vinos andaluces.

En declaraciones a CÓRDOBA, Santiago Jiménez, responsable del Lagar Los Raigones, reconoció que «es muy ventajoso para nuestro sector poder embotellar vinos finos con una graduación de 14 a 15 grados de alcohol, ya que nos permite poner en el mercado vinos más nobles y fáciles de beber».

La nueva orden, que recoge el acuerdo alcanzado por los consejos reguladores andaluces, también flexibiliza la merma de grado en el envejecimiento bajo velo de flor, una medida que Jiménez calificó de «muy razonable».

Con todo, la medida anunciada tras el último Consejo de Gobierno de la Junta no ha conseguido el respaldo unánime del sector. En ese sentido, Adela Córdoba, responsable de Marketing del Grupo Pérez Barquero, sostuvo ayer que «los vinos finos de crianza biológica bajo velo de flor tendrían mayores garantías de estabilidad con 14,5 grados, en lugar de los 14 grados que se plantean» y mostró también sus reticencias ante los años de crianza y envejecimiento exigidos en la tipificación de los vinos amontillados.

En cualquier caso, Córdoba valoró positivamente la decisión de las principales zonas vitivinícolas de Andalucía de «unificar criterios» y de rebajar el grado alcohólico de sus vinos «a tenor de los gustos que muestra el mercado».

En similares términos se manifestó Francisco Fernández, director-gerente de la cooperativa agrícola La Unión. «Ya hace tiempo que los nuevos consumidores demandan vinos con menor graduación alcohólica e, incluso, sin alcohol», apuntó el experto, quien reconoció que los vinos tradicionales de Montilla-Moriles se encuentran «en el lado opuesto» de estas nuevas tendencias, debido a su alta graduación alcohólica, a su complejidad aromática y a su intensidad en boca.

"Agarrarse a un clavo ardiendo"

Pese a ello, el director-gerente de La Unión alertó que «quizás subirse al tren de esta tendencia de consumo supone agarrase a un clavo ardiendo». Para Fernández, «no basta con rebajar el grado alcohólico para propiciar que nuestros vinos se consuman» y, por ello, reclamó la unidad del sector para «vigilar al máximo la calidad de nuestros vinos y el origen de los mismos».

A tan solo 20 kilómetros de Montilla, en Moriles, el gerente de su asociación de bodegas, Cristóbal Luque, reconocía ayer que la reducción del grado alcohólico «va en la buena dirección» porque, en su opinión, «facilitará que se llegue a más público». No obstante, reclamó del Consejo Regulador un «plan estratégico claro, ambicioso y atrevido» para detener el arranque de viñedos.

Por último, Francisco Robles, máximo responsable de Bodegas Robles, reclamó un «cambio decidido y real» en la regulación que afecta a los vinos generosos. «Los vinos andaluces deberían estar definidos por los sistemas de soleras y criaderas y no por la obligatoriedad de alcanzar un grado alcohólico determinado, que es justamente lo que nos aleja de las tendencias de consumo», señaló. H

Suscríbete para seguir leyendo