Todos los cultivos de la provincia de Córdoba, y de Andalucía, han sufrido y están sufriendo todavía las consecuencias de la sequía y de las altas temperaturas. El almendro, un cultivo que va en aumento en los últimos años en la provincia, tampoco ha escapado a esta circunstancia y se ha resentido.
En concreto, según han informado algunos productores consultados por este periódico, en lo que se refiere a los árboles adultos la cosecha se ha visto disminuida en más de un 30%. Esta menor llegada de fruto a los puntos de recepción se ha visto amortiguada porque cada año son más las nuevas superficies que entran en producción, de modo que la cantidad de producto final recibido no ha mermado demasiado. Al inicio de la campaña, el presidente de Asaja, Ignacio Fernández de Mesa, explicaba que debido los recortes en los riegos «los árboles no se han recuperado como debían, y si a esto le sumamos la falta de lluvia de este año» es normal que haya menor producción. Al respecto, apuntó que «los árboles aguantaron bien el principio del verano, pero en julio los almendros se vinieron abajo» y algunos llegaron a secarse.
Según ha explicado a este periódico Javier Carrasco, productor radicado en la campiña, las causas de esta menor producción han sido «las constantes olas de calor, las pocas lluvias y las estrictas condiciones impuestas para los riegos». Con ello, apunta Carrasco, no solo se ha visto afectada la cantidad de fruto obtenido sino también la calidad del mismo.
Tradicionalmente, la zona productora de almendra en la provincia se encontraba en la comarca de la Subbética, pero en los últimos años han proliferado las plantaciones en otros puntos como la Vega del Guadalquivir y la Campiña, aunque ya se pueden localizar parcelas de almendros en todos los puntos de Córdoba.
Según los datos que maneja la organización agraria Asaja, la provincia de Córdoba cuenta con un total de 14.005 hectáreas sembradas de almendros, cifra considerablemente superior a las existentes un año antes, cuando eran 12.513. Estos datos confirman que la evolución del cultivo de la almendra ha sido constante en el último lustro, puesto que, según esta misma fuente, en el año 2018 solo había 5.096 hectáreas, que pasaron un año después a 6.256 y a 9.592 en el año 2020. En estos momentos se encuentran en producción 9.158 hectáreas de las 14.005 sembradas.
Mercado muy regulado
El motivo de este crecimiento de la superficie, según informan algunos de los agricultores consultados, era que «los números que se hicieron en relación con la producción de frutos secos salían altos», sin embargo, apuntan, posteriormente todo ha ido evolucionando y a nivel mundial «nos encontramos con un mercado muy regulado». Estas circunstancias han hecho que las cuentas no estén saliendo todo lo bien que se esperaba, hasta el punto de que el precio que el productor cobra por la almendra ha decaído este año un 6,9%, según datos facilitados por el sector, puesto que mientras que el año pasado el precio del kilo de almendra se pagaba a 4,30 euros, en esta campaña apenas ha superado los 4 euros.
