La Asociación Española del Girasol (AEG) ha pronosticado «excelentes» perspectivas ante la nueva campaña de girasol, con los precios de mercado en torno a un 40% superiores a los de la campaña anterior, en un contexto marcado por el impacto de la guerra de Ucrania. Así lo señalaba en una nota de prensa en la que afirmaba que en la campaña 2021-2022, el girasol se ha confirmado como la mejor alternativa entre los cultivos anuales en España, con un incremento de superficie del 36%, alcanzando un total de 874.307 hectáreas frente a 644.000 hectáreas el año anterior.

No obstante, según la asociación, la producción se espera inferior a la anterior campaña, lo que ha estado motivado por las bajas precipitaciones debido al ciclo actual de sequía prolongada y a siembras de última hora en terrenos poco propicios para el cultivo, alentadas por la situación de precios «excepcionalmente elevados» en los primeros meses de la invasión rusa en Ucrania. «No olvidemos que ambos países son los dos mayores productores de girasol a nivel mundial», subrayaba el presidente de la AEG, Juan Fernández.

Según ésta, la experiencia de la campaña pasada, en la que el conflicto bélico en Ucrania provocó fuertes distorsiones en los mercados y riesgo de desabastecimiento, plantea «claramente» la necesidad de aumentar la superficie de girasol cultivada en España.

«Estamos ante un cultivo rentable, con bajo nivel de insumos, y que tiene un impacto muy positivo en el medio ambiente, principalmente por la escasa aplicación de agroquímicos en comparación con otros cultivos, y por ser un cultivo que favorece el desarrollo de insectos polinizadores, claves para el mantenimiento de nuestros ecosistemas», resaltaba Fernández.

Otro aspecto clave en la presente campaña del girasol son los buenos precios de mercado, alrededor del 40% superiores que el año anterior. Actualmente, la semilla de girasol convencional se cotiza en los mercados entre 625-645 euros tonelada, mientras que la semilla de girasol alto oleico lo hace entre 740-760 euros tonelada. En una situación como la actual en la que la demanda de aceite de girasol es elevada, creciendo cada año, cabe esperar un buen comportamiento de los precios, lo que refuerza el atractivo del cultivo de girasol para los agricultores españoles.

España es un país deficitario en la producción de aceite de girasol, siendo necesaria su importación para cubrir la demanda interna que procede, principalmente, de los países de del Este de Europa.