El 6 de septiembre del 2014 se celebró el Día Internacional del Buitre. El concejal de Medio Ambiente Urbano del Ayuntamiento de Córdoba, Rafael Jaén, y el delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Francisco Zurera, inauguraron el nuevo recinto del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) con la llegada de una pareja procedente del centro de cría Guadalentín ubicado en Cazorla. Eran ejemplares del año y quedaba por delante un largo trabajo para intentar que criaran en cautividad. El parque zoológico de Córdoba entraba a formar parte del Programa Europeo de Conservación de Especies Amenazadas (EEP) del quebrantahuesos, coordinado por la Vulture Conservation Foundation (VCF). Es una red de centros de cría en la que participan un total de 35 zoológicos, 2 colecciones privadas, 3 centros de rehabilitación de fauna salvaje y 5 centros especializados, la mayoría dispersos por Europa. El de Guadalentín, con el paso del tiempo, hace años que se convirtió en el más productivo, cuando era gestionado por la Fundación Gypaetus, con casi un tercio de la producción anual europea y en la actualidad lo gestiona la VCF. Este último año ha sido un mal año con carácter general, la cría se ha desarrollado con dificultad en toda la red e incluso en el campo andaluz, que no ha visto volar ningún pollo.
El proyecto del zoológico tuvo que pasar por una concienzuda inspección y las instalaciones se diseñaron de acuerdo a los estándares aprobados internacionalmente. La verdad es que realizó un buen trabajo que mereció la confianza de los responsables del programa de cría. Además, el personal tuvo que formarse para atender las demandas de los ejemplares en cautividad y reconocer el significado de sus pautas etológicas o de comportamiento.
A partir de ahí la espera es muy larga y, como me gusta decir, «es una carrera de fondo, llena de obstáculos». En ella no caben los sprinters, rápidamente son superados por las circunstancias. ¿Y porqué es así? Los quebrantahuesos se caracterizan por adquirir la madurez sexual de forma muy tardía y tener una baja productividad. Un gran conocedor de la especie, Toni Margalida, ha podido determinar mediante el marcaje que los quebrantahuesos se emparejan a una edad media de 6,15 ± 1,2 años y de la primera reproducción (intento de puesta) es de 8,4 ± 1,5 años, mientras que la primera reproducción exitosa tiene lugar a los 10 ± 3,6 años. Por tanto, entre el emparejamiento y el primer intento reproductor transcurren por término medio 2 años. Las hembras tienden a emparejarse e intentar la reproducción a una edad más temprana que los machos (4 y 6 años frente a 5 y 8 años, respectivamente).
En el caso de Andalucía, durante el proyecto de reintroducción en el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas pudo determinarse que la edad de las primeras reproducciones no obedecía al patrón descrito más arriba para la libertad y se producía un adelanto del proceso que puede deberse a la inexistencia de competencia con otros ejemplares. Tono, nacido en el 2006, y Blimunda, en el 2010, se reprodujeron con éxito en el medio natural en el año 2015. Ese año voló el primer quebrantahuesos hembra, Esperanza, al que se puso este nombre a través de una iniciativa pública impulsada por la Consejería de Medio Ambiente en las redes sociales y que supuso todo un hito, ya que era la primera vez que en los últimos 32 años criaban en la naturaleza. Este año Esperanza, con siete años, ha realizado puesta pero ha fracasado. Los pollos de segunda generación están al caer.
Otra característica de esta especie es que a pesar de tener la capacidad de poner dos huevos, nunca van a criar más de una cría porque entre ellas se da el fenómeno llamado cainismo o agresión fratricida, en la que el segundo pollo suele morir de inanición provocada directamente por la agresión del hermano mayor, reduciendo la frecuencia de cebas y en ocasiones incluso matándolo. Se podría decir que logran sacar un pollo cada dos años. En cautividad este problema ha sido resuelto inteligentemente y la productividad es mucho mayor.
Con el análisis de estos datos podemos inferir perfectamente el alcance de la muerte de los quebrantahuesos producida recientemente en el zoológico de Córdoba, uno el año pasado por causas indeterminadas y otro por gripe aviar más recientemente, comunicada durante esta semana tras conocerse los resultados del laboratorio de referencia de Algete. El cambio climático obligará a rediseñar este programa de conservación. Entraban ya en una fase donde era posible la reproducción y las personas que trabajaban con ellos estaban expectantes. Es la dificultad de trabajar con animales vivos tan complejos como el quebrantahuesos, que en cautividad han llegado a alcanzar los cincuenta años. Así que ánimo, hay que volver a empezar.
