La provincia de Córdoba es una gran productora de carne, especialmente de cerdo, tanto blanco como ibérico, y en su territorio existen explotaciones porcinas de intensivo (conocidas como granjas) y de extensivo, donde los cerdos se crían en el campo, la dehesa fundamentalmente. Cada tipo de cerdo tiene su mercado y su precio, pero los empresarios que los producen coinciden en señalar que son muchas las exigencias, sobre todo medioambientales y de salud animal, las que tienen que superar y muchos los controles que desde distintos estamentos se llevan a cabo para poder mantener la actividad. La otra gran coincidencia entre ambos tipos de productores es su mayor preocupación, obtener la carne de la mejor calidad y eso solo es posible si el animal recibe los cuidados necesarios

Así es la cría de cerdo blanco en una granja de Montemayor

En el término municipal de Montemayor se encuentra la segunda granja de cría de cerdos más grande de la provincia. La mayor se encuentra en Santaella y además hay otras cuatro en Almodóvar, La Granjuela, Puente Genil y Cabra. En estos momentos se construye una en Alcaracejos. 

En la de Montemayor, su propietario, Manuel Marqués, empieza por indicarnos que él no sabe exactamente de qué se habla al decir macrogranja, pero insiste en señalar que, sea como sea, las exigencias para abrir su negocio fueron numerosísimas. En su granja de cerdos blancos se desarrollan desde su nacimiento unos 6.500 ejemplares, que llegan de su propia nave de madres. Los animales son vendidos cuando pesan unos 110 kilos aproximadamente. Antes se han ido desarrollando en naves separadas por pequeños corrales, en cada uno de los cuales caben unos 130 animales.

Respecto a las instalaciones, explica Marqués, auxiliado por su empleada Cristina Sánchez, que están completamente automatizadas, «cada 3 horas se rellenan las tolvas de pienso solas», además, hay un sistema automático de medida de la temperatura (de media 25 grados). En el momento que sube, las ventanas se abren más o menos por la zona específica donde se ha registrado la subida, lo que sirve, además, para liberar gases. 

Y en la zona donde paren las hembras (separada de esta planta un kilómetro) las marranas, que viven libres en el campo, son fertilizadas in vitro para evitar enfermedades y, además, «evitarles el estrés o el daño que les pueda causar la monta de un macho de más de 100 kilos», pero para inseminarlas «sí que se les coloca cerca un macho, para ver si está en celo, y cuando está, se le inocula el semen». Después, una vez preñada, la cerda también es sometida a un seguimiento sanitario, con ecografía incluida, explica Cristina, que añade que para dedicarse a esto «hay que tener pasión por los animales», como ella asegura tener.

Manuel Marqués. AJGonzalez

 Manuel Marqués señala que su explotación ganadera se puso en marcha hace 3 años, pero el proceso de autorización fue complejo y duró «cuatro años y tres meses». Y va señalando algunos de los controles: «OCA, Medio Ambiente, Ayuntamiento... y, todo ello, con idas y venidas infinidad de veces». Después de abierto, no solo siguen los controles, sino «que la OCA nos obliga a hacer cursos de formación constantemente, porque se exige mucho, sobre todo, Europa». 

Manuel Marqués indica que hay mucho desconocimiento sobre esta actividad, que para que sea rentable hay que hacer grandes inversiones, estar muy pendiente siempre y con los actuales costes de producción «las pequeñas empresas se ven abocadas al cierre porque no es rentable mantener la explotación». 

LAS CLAVES

El concepto de macrogranja según la UE

Según la normativa europea, se entiende como macrogranja aquella que se dedica a la cría intensiva con más de 40.000 plazas para aves de corral; más de 2.000 plazas para cerdos de cría; o de más de 750 plazas para cerdas reproductoras.

Largo proceso administrativo para empezar

Uno de los asuntos más delicados de esta actividad, tanto en intensivo como en extensivo, son las exigencias administrativas y normativas que hay que superar para poner en marcha una explotación ganadera (OCA, Ayuntamiento y Junta de Andalucía, entre otras).

La importancia del bienestar animal

En las granjas también existe una normativa que regula las condiciones en las que se deben criar los animales y el espacio con el que debe contar cada ejemplar para su desarrollo. Es la denominada UGM, que es la Unidad Ganadera Máxima.

La producción y almacenamiento de purines

Los ganaderos explican que los purines también están muy controlados, pues hay que contar con una balsa con garantías de estanqueidad y especificar qué cantidad se deposita, cuánto tiempo y en qué finca se esparce después.

La emanación de metano y amoniaco

El Ministerio para la Transición Ecológica cuenta con el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR), al que las explotaciones deben informar sobre sus emanaciones. Las granjas de Córdoba producen 160 toneladas de metano al año.