Si al pasear por el campo nos fijáramos en qué posición se ubican los avisperos, de cara al temporal o en un sitio reservado, o si al hacer una candela supiéramos descifrar qué significa que el humo se eche a tierra o que se eleve, sabríamos identificar las señales de la naturaleza para saber qué tiempo va a hacer en los próximos días e incluso meses. «En el campo todo nos indica el tiempo que tendremos. Los aires, las plantas, los animales nos dan señales de si lloverá o de si será un año de sequía».

Así de convencido se muestra Rafael Serrano Matilla, un experto de Priego de Córdoba en hacer cabañuelas con cerca de 30 años a sus espaldas pronosticando el tiempo con este método ancestral y popular. «Si el avispero se sitúa de cara al temporal será un año malo de agua y si el humo de la candela se echa al suelo es que hay una bajada de la presión y que va a llover», explica este amante de la naturaleza.

En la peluquería.Rafael Serrano Matilla posa con su libro de las cabañuelas 2021-22. RAFAEL COBO

El método de las cabañuelas es un sistema de predicción del tiempo a largo plazo. Consiste en vaticinar cómo será el próximo año de acuerdo a las pistas que la naturaleza da en un periodo concreto de tiempo, del 1 al 24 de agosto. El pronóstico global desde este mes de septiembre hasta agosto del año que viene de este cabañuelista no es muy halagüeño respecto a la lluvia, ya que «este año es un año malo de aires», vienen del sureste, y eso significa que «lo poco o lo mucho que llueva al subir las temperaturas se lleva el agua», comenta.

Según su experiencia, el amanecer del día de San Juan, el 24 de junio, es «la llave del año» para conocer por dónde corren los aires y en 2022 serán del sureste.

Pero, ¿cómo será el tiempo en la próxima Navidad o en Semana Santa? ¿El verano que viene hará un calor insoportable?. A todas estas preguntas responden las cabañuelas de Rafael Serrano. «Diciembre será un mes templado, mientras que la próxima Semana Santa hará frío y agosto se presenta fresco», sostiene.

En concreto, según su pronóstico, el frío llegará del 27 de noviembre al 4 de diciembre con posibilidades de agua nieve, porque -explica- soplará el viento del norte. Igual que también espera una bajada considerable de las temperaturas del 9 al 18 de enero. Para diciembre y la Navidad vaticina temperaturas templadas, ya que soplarán aires de Levante, aunque -precisa- del 11 al 19 «es posible que las temperaturas sean bajas».

La predicción más desalentadora es para abril, para la Semana Santa, ya que hará frío e incluso puede que caiga agua nieve. En febrero y marzo lloverá, especialmente cuando la luna esté en cuarto creciente y solo da posibilidad de agua en la llena; mientras que para mayo pronostica solo la posibilidad de agua, porque luego vendrá calima.

Aconseja para el próximo verano irse de vacaciones en el mes de julio, que será cuando más calor haga, ya que soplarán aires del sureste, mientras que en agosto, la dirección del viento cambiará y vendrá del noroeste y del norte, por lo que «será un agosto bastante fresco».

Las cabañuelas del 2021-22 las tiene publicadas Rafael Serrano tanto en papel con mil libritos como en Facebook y en whatsapp, porque su intención es que se entere todo el mundo del tiempo que va a hacer y, además, se muestra convencido de la fiabilidad de sus predicciones. «Lo que yo digo lo hace», asegura, aunque -matiza- «más o menos días».

Para realizar estas predicciones hay que observar las señales de la naturaleza en dos periodos: del 1 al 13 de agosto son los fenómenos que sucederán en las primeras quincenas de enero a diciembre y del 13 al 24 de agosto lo que pasará en las segundas quincenas de cada mes del año.

El sistema asigna cada día de agosto a un mes del año siguiente: el 1 es enero, el 2 es febrero, el 3 marzo y así sucesivamente hasta el 12 que es diciembre; a partir del 13, la cuenta es a la inversa: el 13 es diciembre, el 14 noviembre, el 15 octubre y así hasta el 24, que vuelve a ser enero.

«El primer día es el de San Juan , en junio, cuando se observan los aires. Yo los estudio todo el día. Luego, en agosto, del 1 al 24, yo estoy pendiente de las señales a las 8 y a las 12.00 horas de la mañana. Yo lo observo todo. Mientras que los días 25, 26, 27 y 28 de agosto son las canículas y el pronóstico es para las estaciones del año», explica.

Reconoce que hacer el pronóstico para un año entero es «muy difícil» y más ahora «con el teléfono móvil que no se equivoca, porque la aplicación del tiempo es de un día para otro».

En su opinión, todo en la naturaleza son ciclos y «ahora estamos en un ciclo de sequía». Recuerda que antes, cuando era niño, tiene 56 años, llovía mucho. «Un mes entero lloviendo y no podíamos estar casi nunca en la calle para jugar por la lluvia; mientras que ahora no llueve nada o llueve demasiado en un rato».

Con la sabiduría que le proporcionan los casi 30 años que lleva observado el campo y los aires para predecir el tiempo, sentencia que «todo ha cambiado» y que «estamos haciendo polvo a la naturaleza».

Además de ser cabañuelista, Rafael Serrano es barbero y fue precisamente en su peluquería hace muchos años que tenía un cliente que se dedicaba a hacer pronósticos del tiempo a través de las cabañuelas y le comentaba muchas cosas. «Todos los años me acuerdo de él. Cuando falleció su señora me dejó unos papeles y así empecé. Yo pienso que el cabañuelista nace y además te tiene que gustar». Sin ir más lejos, este fin de semana lo ha pasado en el campo.

Está convencido de que la predicción a través del método de las cabañuelas debe de seguir y «no se debe de perder», aunque él no tenga todavía un aprendiz al que pasarle todos sus conocimientos.