Las evidencias científicas efectuadas por los informes del panel de expertos sobre el cambio climático (IPCC), en el que colaboran miles de científicos para ofrecer al mundo una visión objetiva del estado de conocimientos sobre este proceso, suelen ser objeto de desacreditación por personas que confunden la ciencia con ser licenciado u ofrecen datos de procesos de extinción ocurridos en el pasado intentando darle cierta normalidad al proceso actual. A esto se suma que algunos líderes o personas de cierta fama beben de este mismo maná.

En la atmósfera terrestre existen varios gases conocidos por su efecto invernadero. Los principales son el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4). Gracias a ello es posible la vida, sin su participación la tierra se enfriaría a niveles que no permitirían ésta. Es el mismo mecanismo de un invernadero que utiliza la agricultura. Con el aumento de la concentración de estos se retienen más los rayos infrarrojos y, por tanto, se incrementa su efecto. Muestras atmosféricas contenidas en los núcleos de hielo y mediciones directas más recientes proporcionan evidencia de que el CO2 atmosférico ha aumentado desde la revolución industrial. Desde hace 800.000 años hasta los años cincuenta, la concentración de dióxido de carbono ha oscilado entre 150 y 300 partes por millón (ppm). A partir de ahí ha crecido de manera exponencial hasta llegar a superar las 421 ppm en el mes de abril.

Como era de esperar, el aumento de CO2 ha disparado las temperaturas. Desde finales del siglo XIX la temperatura media de la Tierra se ha incrementado en 1,2 grados centígrados, 0,8º desde 1980. Los investigadores calculan que el ser humano está emitiendo carbono 10 veces más rápido que en cualquier otro momento desde la extinción de los dinosaurios. Es como si pasáramos de un invernadero en el mes de enero a otro en julio/agosto en un instante.

Este incremento de temperatura tiene su correspondencia en el clima de la tierra. Según el último informe del IPCC, publicado en agosto, se están observando cambios del clima en todas las regiones y en el sistema climático en su conjunto. Muchos de los cambios observados no tienen precedentes en cientos de miles de años, y algunos de los cambios, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. Con las nuevas evidencias se ha concluido que a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, será un objetivo inalcanzable limitar el calentamiento a cerca de 1,5 ºC o incluso a 2 ºC.

Córdoba, ciudad autoconfinada durante las horas de calor el pasado mes de agosto.

Consecuencias del cambio climático en Córdoba

Esto se traducirá en una mayor intensidad de las precipitaciones e inundaciones, así como sequías más intensas en muchas regiones. En las latitudes altas es probable que aumenten las precipitaciones, mientras que se prevé que disminuyan en gran parte de las regiones subtropicales y cambios en las precipitaciones monzónicas. Las zonas costeras experimentarán un aumento continuo del nivel del mar a lo largo del siglo XXI, lo que contribuirá a la erosión costera y a inundaciones más frecuentes y graves en las zonas bajas. Un mayor calentamiento amplificará el deshielo del suelo helado, así como pérdida de la capa de nieve estacional, el derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo y la pérdida del hielo marino del Ártico en verano. Los cambios en el océano llegarán por el calentamiento y acidificación, aumento de la frecuencia de las olas de calor marinas y reducción de los niveles de oxígeno. Estos cambios afectan tanto a los ecosistemas de los océanos como a las personas que dependen de ellos, y continuarán produciéndose al menos durante el resto del siglo. En las ciudades se amplificará el calor y las inundaciones debidas a episodios de precipitaciones intensas y al aumento del nivel del mar en las ciudades costeras.

El proyecto Adaptaclima de la Junta de Andalucía, cofinanciado por la Unión Europea, ha realizado una aproximación a los cambios que tienen tendencia a producirse en Córdoba, comparando la simulación para el periodo 2071-2100 con la simulación para el periodo de referencia 1961-1990. Se puede decir que se va a producir un aumento de la temperatura media diaria entre 1,5 y 7 grados según los distintos escenarios; disminución generalizada de la precipitación anual de hasta 180-220 mm; reducción de la precipitación a escala estacional, excepto en invierno; disminución generalizada de la frecuencia de días de lluvia; aumento del número de días y noches cálidas (60-70 más por año) y bajada del número de días y noches frías.

Estudios realizados con un horizonte temporal del 2050 prevén que el olivar de secano se verá limitado en el centro y noreste de la provincia por las temperaturas máximas de verano. En el caso del viñedo, se verá afectado por las temperaturas máximas, la planta podría sufrir daños de cierta envergadura y las variedades tempranas pueden producir vinos con mucho alcohol, pero sin bouquet, debido a la falta de acidez; y el trigo se vería afectado en sus áreas más septentrionales por las altas temperaturas, que se traducirían en importantes pérdidas, así como en dificultades en la recolección y almacenamiento. El debilitamiento forestal hará más sensibles las masas forestales a los ataques de plagas y enfermedades e incendios forestales. La reducción en las precipitaciones, junto con la explotación de los acuíferos, pueden reducir considerablemente la superficie forestal arbolada. Algo similar puede pasar con las formaciones de ribera, su desaparición o sustitución por especies menos sensibles a la irregularidad del nivel freático. Un hecho significativo es ya la extensión del acebuche en las partes más bajas de Sierra Morena, que sube en altitud.

Nos jugamos el futuro y por eso es tan importante la Cumbre del Clima de Glasgow, que va a desplegar sus esfuerzos en la reducción de emisiones a la atmósfera, potenciar las energías limpias, paralizar la deforestación y reverdecer el planeta, alcanzar una movilidad verde, buscar soluciones para los refugiados climáticos, pautas para un consumo más responsable y una economía circular. Es una oportunidad única para que las generaciones más jóvenes y futuras tengan una perspectiva más halagüeña. Es el momento de la solidaridad intergeneracional.