El bajo nivel en el que se encuentra el embalse de Iznájar, situado entre las provincias de Córdoba, Granada y Málaga, permite ver los restos del pueblo cordobés que quedó inundado tras su inauguración en 1969. El pantano, que es el más grande de la cuenca del Guadalquivir y el décimo de España, con 981 hectómetros cúbicos de capacidad, ha iniciado noviembre con solo 200 hectómetros cúbicos almacenados (20%).

El estado en el que se encuentra Iznájar es un gran indicador para conocer la situación general de la cuenca del Guadalquivir, solo al 26,3% de su capacidad, lo que ha llevado a la confederación hidrográfica a declarar esta semana la situación excepcional por sequía extraordinaria. La Breña II, otro embalse cordobés que es el segundo en capacidad de la cuenca del Guadalquivir con 823 hectómetros cúbicos, no está en mejores condiciones al encontrarse solo al 14,8%. Esta drástica reducción de su nivel ha provocado que aflore la antigua presa de La Breña, oculta desde que comenzara a llenarse en 2009.

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Joaquín Páez, reconoce la “crítica situación” de la cuenca tras un periodo seco que dura ya casi una década, ya que las precipitaciones y el agua que ha llegado al medio centenar de embalses del Guadalquivir han estado siempre, salvo en 2018, por debajo de la media histórica. Además, no oculta las consecuencias que está teniendo ya el cambio climático al hacerse cada vez más largos los periodos de sequía y existir episodios puntuales de grandes precipitaciones. Páez ha asegurado que la cuenca se encuentra inmersa desde hace 25 años en una situación de cambio climático, lo que está provocando una reducción de las aportaciones de agua a los embalses y una subida de las temperaturas medias.

Activado el plan especial

En la actualidad, la cuenca registra un 17% menos de precipitación acumulada respecto a la media de los últimos 25 años, el 57% menos de aportaciones en los embalses y un 20% menos de volumen medio en los embalses. Solo del Guadalquivir dependen 4,3 millones de personas, 554 municipios y 890.000 hectáreas de regadío de Andalucía y Ciudad Real. Con estos niveles, la Confederación del Guadalquivir solo garantiza el abastecimiento para la población en los próximos dos años y reconoce que pueden existir zonas puntuales con problemas de agua si no cambia pronto la situación.

Por eso ha activado esta semana el Plan Especial de Sequía, un conjunto de medidas dirigidas a optimizar los recursos disponibles y que conlleva la reducción de dotaciones en los distintos usos. Así, habrá restricciones al uso industrial y agrario y emprenderá campañas de campañas de educación y concienciación entre la población para ahorrar agua, además de reforzar la vigilancia y el control de la cuenca para evitar que se produzcan extracciones ilegales de agua. Además, la Confederación solicitará con carácter inmediato al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que apruebe un real decreto ley para paliar los efectos por la sequía.

Embalse de Breña II. Manuel Murillo

En los últimos tres años se han producido restricciones al regadío, llegando en la última campaña a reducirse la dotación al 50%. El presidente de la Confederación ha advertido de que en un 70% de probabilidad este año hidrológico 2021/2022 solo habrá regadío de supervivencia para garantizar el riego de los cultivos leñosos, estando muy complicado que haya para los cultivos no permanentes.

“Estamos en una situación que solo se puede comparar a la sequía que se produjo entre 2006 y 2008”, asegura el secretario general de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), Pedro Parias. “Tenemos por delante los meses de lluvia, tras un octubre que ha sido muy seco”, explica Parias, que remarca que ya durante el pasado año agrícola los regantes del Guadalquivir se han visto afectados en sus producciones en los distintos cultivos por la reducción de las dotaciones de regadío. Por ello, Feragua solicita a la Administración que se condonen los cánones y tarifas para todos los regantes del Guadalquivir y medidas fiscales y económicas compensatorias para paliar los efectos de la sequía, como ya sucedió en la sequía del 2006.