Los más de 35.000 cazadores con que cuenta la provincia de Córdoba (34.167 licencias expedidas hasta junio) preparan ya sus equipos para echarse al campo este segundo domingo de octubre, con la apertura del periodo hábil de caza menor. Una semana más tarde se iniciará la temporada de caza mayor. La primera de ellas se prolongará hasta el enero; la segunda concluirá un mes más tarde.

La temporada se presenta con las incertidumbres propias de cada año, con especies cada vez menos frecuentes, otras afectadas por enfermedades y otras que, procedentes de Centroeuropa, vienen experimentando comportamientos distintos en los últimos años. Sin olvidar la sequía que afecta al campo cordobés y que, como es natural, repercute en la alimentación de las aves y en las especies de caza mayor.

Así, este año, una de las principales notas características, según ha explicado a este periódico Tomás Jurado, técnico en la materia de Asaja Córdoba, es la prohibición de cazar la tórtola. Es una restricción impuesta por la Unión Europea para España, Francia y Portugal, debido a la disminución de esta especie migratoria. La idea es que se recupere para años posteriores.

Periodos hábiles de caza en Córdoba. CÓRDOBA

También sigue siendo preocupante la situación de la perdiz roja, pues no acaba de recuperarse la población ni en la campiña ni en la sierra, aunque hay lugares muy concretos en los que sí se aprecia cierta mejora. Aun así, explica Jurado, siguen sin organizarse ojeos, con la intención de facilitar la regeneración.

No es mejor la situación que presenta la liebre, cuya cabaña se ha visto afectada por una enfermedad que hasta ahora era exclusiva de los conejos como es la mixomatosis, situación que está afectando a esta especie en las tres últimas campañas.

Por su parte, el conejo presenta la cara y la cruz, pues existen zonas de la provincia donde la población se ha visto diezmada por la neumonía hemorrágica vírica, mientras que en otras comarcas de la campiña hay en vigor una declaración de emergencia cinegética debido a la superpoblación, lo que perjudica a los cultivos.

Las buenas expectativas las ofrece la paloma, tanto zurita como torcaz, que sí presenta una campaña normal, «al ser una especie que no se ve afectada por enfermedades, de modo que se espera una buena campaña para los aficionados a esta modalidad.

Respecto al zorzal, que se podrá cazar en noviembre, la incertidumbre es total, pero se confía en que sea mejor que el año pasado, «que fue nefasto», concluye Tomás Jurado.

Reses de caza mayor y perros sufren la sequía de las fincas

El periodo hábil de caza mayor se inicia en Andalucía el próximo sábado, 16 de octubre, y permitirá que hasta mitad de febrero se puedan celebrar monterías y otras modalidades cinegéticas para abatir ciervos, jabalíes, gamos o muflones, entre otros.

Este año, igual que ocurre en la agricultura y en la ganadería tradicional, las reses de caza mayor también han notado la falta de agua en las fincas, que ha reducido su alimento. Pero también los perros sufrirán las consecuencias de la falta de humedad en el suelo, lo que ocasionará mayor agotamiento de los canes, además de posibles lesiones.

El calor también se puede convertir en enemigo de las jornadas de caza mayor, porque la exposición de las reses abatidas al sol durante toda la jornada acaba perjudicando al estado y la calidad de la carne, con los problemas económicos que acarrea a los organizadores, lo que no ocurre si el tiempo se presenta fresco.

El aspecto positivo, en parte, lo aporta el jabalí, cuya superpoblación está causando no pocos problemas en las fincas donde se prodigan, hasta el punto de que también la Junta ha decretado la emergencia cinegética, lo que permite organizar batidas para intentar reconducir la situación.

Se da la circunstancia de que el jabalí, además de causar problemas en los cultivos, también puede transmitir enfermedades, como la tuberculosis, al ganado, al compartir abrevaderos en muchos casos.