Mañana, 31 de agosto, finaliza el año agrícola con un sabor agridulce para el campo cordobés por la confluencia de noticias positivas y negativas, aunque quizá el aspecto más destacado haya sido la falta de agua y su incidencia en la bajada de las producciones.

El pasado julio se conoció la producción final agraria del año 2020, que por tercer ejercicio consecutivo arrojó un descenso y se situó en 1.512 millones de euros en Córdoba. Sin embargo, en las últimas semanas también han trascendido los resultados de las exportaciones del sector agroalimentario, que han aumentado un 21% interanual hasta los 540 millones de euros en el primer semestre del año, y en junio pasado EEUU suspendía los aranceles impuestos a la UE en el marco del conflicto comercial entre Airbus y Boeing, que afectan, entre otros productos, al aceite de oliva.

Fuentes consultadas explican que la negociación de la Política Agrícola Común (que entraría en vigor en el 2023), con sus nuevas exigencias medioambientales y la demanda de que se impulse el pago redistributivo (para dar ayudas adicionales a pequeños y medianos agricultores) es una de las cuestiones que preocupan en estos momentos al sector. También sobresalen, entre otras, conseguir precios que cubran los costes de producción y la llegada de agua para los cultivos y los embalses, que están a un 23% de su capacidad, con 774 hectómetros cúbicos almacenados en Córdoba.

El precio mejora en el aceite

Las organizaciones agrarias Asaja y UPA coinciden en destacar el valor alcanzado por el aceite de oliva, que se ha situado por encima de los 3 euros por kilogramo. En concreto, el presidente de la primera, Ignacio Fernández de Mesa, señala que los precios han sido «bastante aceptables, mejores que el año pasado, aunque para su rentabilidad debería estar en 3,5 euros o casi 4 euros». Este dirigente recuerda que la cosecha ha sido «escasa» y el rendimiento graso «inferior al deseado, lo que ha supuesto menos ingresos». Miguel Cobos, secretario general de UPA, precisa que la cosecha de aceite ha sido media-alta en Córdoba, con unas 268.00 toneladas, y augura que a nivel nacional el enlace de campaña «será bastante bajo, pueden quedar unas 350.000 o 375.000 toneladas, por lo que el precio se tiene que mantener».

Acerca de los cereales, a cuyo cultivo se destinan unas 60.000 hectáreas en la provincia, Cobos indica que «la producción ha sido baja, la primavera ha sido muy seca», y estima que se ha cosechado en torno a un 30% menos de la media de los últimos cinco años, unos 2.500 kilogramos por hectárea. Fernández de Mesa destaca que en este caso la producción ha sido «media» por la falta de agua y las altas temperaturas, y abunda en que «una vez que la campaña se inició, ha ido escalando el precio hasta llegar a situaciones desconocidas».

La ola de calor registrada en los primeros días de agosto también ha tenido incidencia en los cultivos y el presidente de Asaja apunta al impacto en el viñedo, comentando que «había expectativa de tener una producción de Pedro Ximénez similar al año pasado, pero se ha venido abajo con la ola de calor, que ha afectado a la cepa. La uva se ha arrugado en muchos sitios y ahora la producción es inferior». De su parte, el secretario general de UPA alude a la reducción de superficie cultivada en Córdoba, que tenía 5.528 hectáreas el año pasado, y opina que «la producción no ha sido mala, en torno a 40.000 toneladas este año, un poco por debajo de la media por la disminución de superficie». En esta línea, valora que «el motivo fundamental del descenso de superficie es el precio, 35 o 40 céntimos por kilo de uva, que a todas luces está por debajo de los costes de producción. Son 2.800 euros de media por hectárea, cuando los precios están por encima de los 3.000 euros. Producimos cantidad y calidad, pero falta el precio. Más que en otros sectores, no se llega ningún año a cubrir los costes y por esto se reduce el cultivo», asegura.

Respecto al girasol, que tiene unas 25.000 hectáreas en Córdoba, Miguel Cobos recuerda que también se reduce por su escasa rentabilidad y apunta que «este año la producción por hectárea ha sido más baja que otros por la falta de lluvia de la primavera, normalmente salen unos 1.600 kilos y este año han sido 1.400 kilos».

Naranjas de calidad

La misma tendencia han seguido los cítricos, que tienen cerca de 12.000 hectáreas en la provincia. Según el secretario general de UPA, su producción ha bajado en torno a un 20% respecto a la media por la falta de lluvia y se ha situado en unas 300.000 toneladas de naranja dulce (fundamentalmente), con «mucha calidad» y un precio «aceptable», de unos 25 céntimos por kilo. En referencia a la evolución de este cultivo, Miguel Cobos explica que «se están realizando muchos cambios de variedad, están arrancando navelinas y salustianas para poner otras variedades más tardías, navelate y otras, para aumentar el periodo en el que producimos. Las tardías se pagan a un precio mayor», puntualiza.

Consultado por el almendro, el responsable de UPA en la provincia subraya que ya se han alcanzado las 10.000 hectáreas (frente a las 4.000 de media de los últimos cinco años) y comenta que «se van incorporando variedades y vamos aumentando la producción». Este año, en concreto, Córdoba ha cosechado unas 6.000 toneladas de pepita de almendra.

Acerca de la ganadería, desde Asaja apuntan «una estabilidad de precios muy condicionada por los mayores costes», dado que ha sido necesario aportar agua y alimento a los animales.

Por su parte, en UPA hacen hincapié en las movilizaciones que se están realizando por los bajos precios de la leche. Miguel Cobos subraya que el 65% de las 550.000 toneladas que se producen en Andalucía sale de Córdoba y «no se llega a cubrir los costes de producción, se pagan 33 o 34 céntimos por litro de leche, cuando los costes están en 36 céntimos. Parece que las grandes cadenas de distribución ya están haciendo movimientos para cubrirlos», añade.

Cobos coincide en la estabilidad de los precios de la carne, que «rozan los costes de producción» y «apenas dejan beneficio a los ganaderos». «Sí ha estado algo mejor el porcino ibérico, que a pesar de la pandemia de coronavirus se está consumiendo, sobre todo, jamón y otros derivados, y ha mejorado su situación respecto a campañas anteriores», aclara.

Mala perspectiva

Desde Asaja y UPA señalan las malas perspectivas del campo cordobés por la falta de lluvia. En este sentido, Ignacio Fernández de Mesa admite que «preocupa el final del olivar y de los cítricos por la falta de agua. En definitiva, todos los cultivos que puedan necesitar agua para arrancar». Del mismo modo, Miguel Cobos indica que «las perspectivas para la agricultura son malas por la falta de agua y por la falta de regadío también».

De su parte, la secretaria general de COAG, Carmen Quintero, entiende que, «debido al cambio climático, cada vez será más difícil producir alimentos. A esto le añadimos la volatilidad de los precios y la especulación, y la tarea de producir alimentos será como el que practica un deporte de alto riesgo». Así, confía en que «en el inicio de curso recojan el gancho los políticos y las administraciones, ya que hay muchas tareas pendientes para mejorar y muchos objetivos por conseguir».