La crisis generada en el sector vitivinícola por el covid se hará especialmente visible en las paseras del marco Montilla-Moriles, donde los racimos de uva de la variedad Pedro Ximénez se extienden al sol durante algo más de una semana para procurar la deshidratación de los frutos y la concentración de sus azúcares que, posteriormente, darán lugar al vino dulce.

Los excedentes generados por el cierre de hoteles, restaurantes y cafeterías –el conocido como canal Horeca– durante los meses más duros de la pandemia, unidos a las posteriores restricciones impuestas al sector de la hostelería, han llevado a las cooperativas de la zona Montilla-Moriles a limitar la cantidad de uva que se destinará a la elaboración del vino dulce Pedro Ximénez.

Sin duda, el caso más significativo lo protagonizará este año la cooperativa Nuestra Señora de la Aurora de Montilla, cuyos responsables han renunciado finalmente a instalar su pasera de la avenida de Europa, en las inmediaciones del antiguo Hospital Virgen de las Viñas, una de las más importantes de toda la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles.

«Ha sido una decisión difícil, pero el volumen de vino dulce que tenemos almacenado es suficiente para dar respuesta a la demanda de este año», reconoció a CÓRDOBA el presidente de La Aurora, Antonio López Pérez-Barquero, quien detalló que, aunque existen excedentes de todos los tipos de vino como consecuencia de la caída de las ventas en el sector de la hostelería, en el caso de los vinos dulces «la situación es especialmente sensible por el alto coste de su elaboración».

«Confiamos en que, poco a poco, se recupere la normalidad y, de esta forma, podamos volver a poner en marcha nuestra pasera, en la que cada año se asolean entre 1,5 y 2 millones de kilos de uva Pedro Ximénez, en torno al 20 o el 30 por ciento de la producción de cada vendimia», explicó el responsable de la entidad, que ya entre los años 2010 y 2013 también renunció a elaborar vinos dulces del año por los excedentes que tenía.

Con todo, bodegas como Galán Portero o Robles prevén mantener su actividad «habitual» con respecto a años anteriores, pese a las dificultades de comercialización de sus productos que ha llevado aparejada la pandemia.

«El mercado del vino dulce es algo complicado, porque está muy atomizado, pero la apuesta que se viene haciendo por la calidad nos va a permitir hacer frente a los efectos que ha tenido la pandemia en el mercado», indicó Gonzalo Galán, uno de los responsables de Bodegas Galán Portero.

Mientras tanto, el asoleo de la uva –que constituye una de las estampas más características de la vendimia en Montilla-Moriles– comienza ya a tomar cuerpo en otros puntos del marco vitivinícola cordobés, como es el caso de Montemayor, donde la cooperativa San Acacio instala la pasera más grande de Europa.

Junto con las cooperativas La Aurora y San Acacio, los principales productores de vino dulce Pedro Ximénez en el marco Montilla-Moriles siguen siendo Bodegas del Pino de Montalbán y Bodegas Galán Portero de Montilla.

En el caso de los vinos ecológicos, el gran referente vuelve a ser la firma Bodegas Robles de Montilla, que desde hace un par de días ya ha comenzado a instalar su pasera en el paraje de Villargallegos, situado en el término municipal de Santaella.