El Ministerio de Agricultura ha reconocido los contratos-tipo de compraventa de uva y de vino propuestos por la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), con los que se busca facilitar y ordenar las transacciones entre los actores de la cadena de valor.

«Estos contratos son de carácter voluntario y su objetivo no es otro que el de mejorar el funcionamiento de las transacciones en el sector vitivinícola», precisan desde la OIVE acerca de unos modelos que recogen todas las tipologías y orígenes, tanto en el caso del contrato de uva como de vino.

Como novedad, los contratos tendrán a partir de ahora un carácter plurianual, ofreciendo así la posibilidad de ampliar su vigencia para las tres próximas campañas y propiciar una mayor estabilidad a los operadores y al conjunto del sector. «Los contratos permiten también a las partes estipular libremente los criterios de calidad exigidos al producto que conformarán el precio y recogen todos los aspectos exigibles en la legislación vigente en materia de contratación agroalimentaria», aclaran.

El contrato-tipo homologado se diferencia de otros acuerdos mercantiles privados en que el primero contiene una cláusula de control, seguimiento y vigilancia del cumplimiento del mismo. Esta tarea recae sobre la Comisión de Seguimiento de Contratos constituida en el seno de OIVE.

«Es por ello que los operadores que se acojan a este tipo de contrato dispondrán de un mecanismo para la resolución de discrepancias entre las partes», resaltan desde la entidad.

Los contratos-tipo son una práctica extendida en el ámbito agroalimentario y sectores como el de los cítricos o el de los forrajes cuentan con contratos homologados en vigor.

«El fomento de su empleo, además, permitirá la obtención de valiosa información agregada sobre las transacciones acogidas a esta modalidad», concluye la OIVE.