Rafael Alonso es el CEO y fundador de Tribu, una firma de ropa sostenible nacida este año en Córdoba bajo el lema de que «nada viste mejor que una conciencia tranquila».

Esta nueva marca fabrica sus prendas con algodón orgánico certificado y serigrafía ecológica, apostando por procesos de producción respetuosos con el medio ambiente y condiciones de trabajo dignas. Además, la empresa trabaja y se preocupa también por reducir sus emisiones de CO2 a la atmósfera y disminuir su impacto medioambiental.

-Desde su experiencia en Córdoba, ¿hasta qué punto la concienciación ecológica ha llegado al sector textil y a los talleres de confección cordobeses?

-En mi opinión, para que exista un cambio en la industria antes tiene que haberlo en la sociedad. En Córdoba, como en el resto de España, aún hace falta normalizar el concepto de moda sostenible, que se deje de ver como una tendencia. En lo que respecta al sector textil, todavía existen pocas firmas en la provincia que apuesten exclusivamente por productos respetuosos con el medio ambiente o inviertan grandes cantidades con el objetivo de reducir su huella de carbono. Lo mismo ocurre en otros sectores importantes como el joyero o el artesanal. Llegar a un punto de concienciación global llevará años. Sin embargo, cada vez hay más pequeñas empresas y artesanos que se especializan exclusivamente en productos sostenibles.

-El uso de materiales más ecológicos en la fabricación de ropa ¿supone un mayor coste a la hora de la producción de las prendas o no siempre es así?

-Aunque en los últimos años se ha reducido ligeramente, sí que existe un mayor coste. Ya sea en la fase de cultivo, donde no se hace uso de pesticidas ni fertilizantes y se utilizan técnicas más tradicionales; como en la fase de producción, donde se paga a cada trabajador un salario justo y se garantizan unas condiciones de trabajo dignas. En definitiva, la sostenibilidad tiene un aspecto -y un coste- ecológico y también social. No obstante, el coste variará dependiendo del tipo de material que se utilice.

-Y desde el punto de vista del trabajo de los profesionales, ¿qué pros y qué contras para diseñadores, patronistas, costureras, etc. considera que tiene el uso de este tipo de productos más ecológicos y sostenibles?

-Al final los profesionales saben adaptarse al cambio y evolucionar trabajando con nuevas técnicas y materiales. No creo que haya pros y contras concretos, sino diferentes aspectos a tener en cuenta según el tejido. Quizás un diseñador se pueda sentir limitado por tener que trabajar con los colores naturales de la fibra al ser una gama más reducida. O un patronista tenga que ajustar de otra manera el escalado de las tallas al ser un material y un gramaje distinto. Pero a la hora de la confección no considero que haya una gran diferencia.

-Como profesional y empresario del sector, ¿qué opina del reciclaje de prendas?

-Me parece una filosofía con una función muy importante dentro de la industria textil de cara a la reducción de residuos y el reciclaje de prendas de vestir. Creo que el llamado upcycling va a ser determinante a la hora de dejar de hablar de «ropa de temporada» y comenzar a hablar de «moda atemporal». Aparte de eso, pienso que es una buena forma de potenciar la creatividad y renovar parte del armario, además a un coste muy asequible.