Un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla (US) ha llevado a cabo un estudio sobre posibles contaminantes del aire interior y exterior en el entorno de edificios escolares andaluces con el objetivo de definir criterios apropiados para mejorar la calidad del aire en las aulas y así minimizar sus efectos adversos en la salud.

Tras analizar los datos obtenidos, los expertos aseguran que la calidad del aire de los centros andaluces es «adecuada» y que «no se están dando efectos negativos sobre el rendimiento y la salud de los estudiantes». Además, en la mayoría de los casos, «se ha comprobado que una adecuada ventilación natural es suficiente para garantizar unas condiciones interiores saludables», según ha informado en un comunicado la US.

Para realizar esta investigación se seleccionó un conjunto de 18 aulas con diferentes tipologías de construcción, ubicaciones, niveles de educación y posible afectación por fuentes de contaminación.

Los resultados de esta primera campaña de medición han mostrado que las principales fuentes de contaminación en las aulas parecen ser derivadas del polvo en suspensión, la localización del centro en zonas de alta densidad de tráfico, así como su cercanía a emisores de gases de combustión (domésticos o industriales) u otros efluentes gaseosos industriales. Además, el estudio indica que «una amplia gama» de materiales de construcción y decoración, productos de limpieza y otros productos específicos relacionados con las actividades que se desarrollan en las aulas pueden afectar directamente a la concentración de compuestos orgánicos volátiles y aldehídos.

Respecto a las consecuencias sanitarias, los expertos señalan que los niños «son más vulnerables y sensibles» a los efectos nocivos de los contaminantes del aire, debido a sus mayores tasas de respiración en relación a su peso».