La crisis del covid-19 ha supuesto para el sector de los aceites industriales una convulsión sin precedentes. La ralentización de la actividad industrial y la paralización de la automoción han provocado una caída de las ventas de lubricantes de cerca del 40% entre los meses de marzo y mayo. En el mismo sentido, el tejido empresarial dedicado a la gestión del residuo en Andalucía ha sufrido un desplome de actividad que podría comprometer su viabilidad, y por tanto la recogida de este residuo peligroso.

Ante ello, Sigaus, el sistema integrado de gestión de aceites usados, ha reaccionado multiplicando por 6 la financiación aportada a estas empresas, que en 2019 recogieron 22.214 toneladas de aceites usados en Andalucía y prestaron servicio a 13.000 establecimientos que generaron este residuo, según ha informado en un comunicado. Este aumento en la financiación de la recogida del aceite usado pretende contribuir a la supervivencia del sector gestor y garantizar que este residuo peligroso se sigue recogiendo y tratando, evitando un importante impacto ambiental, y generando con él nuevas materias primas, además de ahorrar emisiones de efecto invernadero y consumo energético.

El residuo que generan los aceites lubricantes procedentes de los motores de los vehículos y la maquinaria industrial contiene sustancias tóxicas y metales pesados que lo convierten en un potente enemigo para el medio ambiente. Desde 2007 el sistema Sigaus se encarga de su recogida y correcta gestión en toda España, gracias a una red de casi 200 instalaciones gestoras, 31 de ellas ubicadas en Andalucía. Se trata, en muchos casos, de pequeñas empresas locales que este año han visto amenazada su subsistencia .