-¿Cuáles son los principales problemas que han observado durante esta crisis?

-Uno de los mayores problemas ha sido el comportamiento humano a causa del miedo. Todos recordaremos la semana 11 de este año por las compras compulsivas que se realizaron. Las imágenes de los supermercados abarrotados y de los lineales vacíos han dado la vuelta al mundo, y estos lineales, en su mayoría vacíos no por falta de producto, sino por falta de tiempo para poder reponer, a su vez, generaron más pánico. El caos de los primeros días fue muy difícil de gestionar.

-¿Qué medidas han adoptado para hacer frente a la crisis sanitaria?

-Medidas, muchísimas. Desde principios de marzo empezamos a controlar aforos, dotamos a todo nuestro personal del equipamiento necesario, pusimos mamparas en las cajas de salida, dispensadores de hidroalcohol en distintos puntos de los establecimientos, hemos sido estrictos con las normas y hemos luchado por conseguir la obligatoriedad del uso de mascarillas en nuestros establecimientos por parte de los clientes.

-¿Qué piden a las administraciones para volver a la nueva normalidad?

-Que nos den herramientas para poder exigir el cumplimiento de las normas en el interior de nuestros establecimientos. En la actualidad, desde que hemos entrado en la fase 2, parte del público ha empezado a venir a comprar en grupos de hasta 4 y 5 personas por carro, pero como la limitación y el control del aforo no ha cambiado, esto se traduce en colas en el acceso de los establecimientos. Cada acompañante de más que viene a comprar puede ser un usuario más que tiene que esperar cola en el exterior. Esto se está llegando a convertir en un auténtico problema. La compra en grupos, además, genera un problema añadido, y es que los grupos familiares no respetan entre ellos la distancia de seguridad, de modo que cuando nuestro personal detecta clientes que no guardan la distancia de seguridad, no puede decirles nada, pues desconoce si son o no grupo familiar. Hace falta una norma que prohíba que vayan más de dos personas a comprar a un supermercado.

-¿Por qué hay que consumir productos cordobeses?

-Porque son más frescos, más baratos, se adecúan mejor a nuestro paladar, y porque con ello contribuimos a reducir la huella de carbono, a la vez que apoyamos la economía y el empleo en nuestro entorno.