Los regantes cordobeses y del resto de la cuenca del Guadalquivir conocerán mañana cuál será la dotación de agua que podrán gestionar en la campaña de regadío tras un año hidrológico marcado por un ejercicio que empezó con un importante déficit respecto a lo habitual, y que las lluvias caídas desde el mes de octubre no han conseguido recuperar suficientemente. Por eso, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Joaquín Páez, asegura a este periódico que la situación de la cuenca «sigue siendo preocupante y delicada». «Tenemos este año un déficit de precipitación con respecto a la media de los últimos 25 años de un 8% y de casi un 11% en el agua embalsada, es decir, tenemos 479 hectómetros cúbicos menos y lo más preocupante es que contamos con 400 hectómetros cúbicos menos en el sistema de regulación general», explica Páez, que recuerda que en abril se recogió una media de 89 litros por metro cuadrado en los embalses de la cuenca.

Solo en los pantanos del Guadalquivir ubicados en Córdoba se almacenan en la actualidad 1.412 hectómetros cúbicos, encontrándose al 41,39% de su capacidad, lejos del 50,9% de hace un año, cuando tenían 324,1 hectómetros cúbicos más. Esa disminución de un año para otro viene a coincidir con el déficit de la regulación general de la cuenca del Guadalquivir, que contiene 2.481,3 hectómetros cúbicos, 337,6 menos que en el inicio de mayo de hace un año.

El presidente de la CHG remarca que la cuenca venía de un año hidrológico (2018/2019) que fue el «sexto más seco» de los últimos 25 años, por lo que el déficit en el comienzo del nuevo año hidrológico (1 de octubre) era del 21,4%. «Estamos trabajando en la Confederación en maximizar cada uno de esos hectómetros cúbicos para que la campaña de regadío se aproxime lo más posible a una campaña normal», señala Páez, aunque remarca que «a nadie puede escapar que todos tendremos que hacer un esfuerzo en esta campaña agrícola, que las dotaciones y el volumen de desembalse tienen que ser menores». Ante esto, Joaquín Páez pide «sensatez y esfuerzo en la eficiencia al sector del regadío, la necesaria cooperación entre administraciones y el compromiso que hacemos de que vamos a ser lo más rigurosos posible en la gestión y en la vigilancia de un recurso cada vez más escaso en nuestra cuenca». Además, destaca el «papel fundamental» de la CHG para asegurar no solo la demanda de los usuarios de la agricultura, sino también la preservación de los niveles ambientales.

En la reunión de mañana de la comisión de desembalse se establecerán las dotaciones de la campaña de riego en un año marcado «por la ausencia de precipitaciones». Eso obligó, según precisa la CHG, a atender desde febrero las necesidades de las zonas regables, «llevando a cabo desembalses puntuales para dotar de agua en los procesos de germinación y primeras etapas del crecimiento de los cultivos». En la anterior sesión de la comisión de desembalse, celebrada el 4 de marzo, Páez alertó de que si las previsiones meteorológicas no cambiaban, «tendremos una campaña de riego 2020 dura, que requerirá el esfuerzo de todos, tanto de los usuarios como de la propia Confederación». Entonces se anunció una previsión de desembalse de mil hectómetros cúbicos para el sistema de regulación general, un 20,6% menos que en el 2019, y una propuesta de dotación de 3.000 metros cúbicos por hectárea, un 44,4% menos que la pasada campaña.

En la actualidad, Córdoba es la provincia andaluza que aporta más recursos hídricos a la regulación general a través de los distintos embalses que se sitúan en su territorio, aunque no es la provincia que ha conseguido incrementar más su superficie en las últimas décadas. Mientras que Jaén tenía en 1985 un total de 86.500 hectáreas de regadío, en el 2014 contaba con 292.218 (el 37% de su superficie cultivada). Detrás se encuentra Sevilla, que pasó de tener 209.100 hectáreas en 1985 a 306.952 en el 2014 (el 32% de su superficie cultivada). Por su parte, Córdoba poseía 72.700 hectáreas y en el 2014 tenía 121.294 hectáreas, lo que supone el 14% de la tierra cultivada, por detrás también del porcentaje de Huelva (17%) y Cádiz (16%).

Precisamente, la demanda de una mayor superficie de riego es uno de los pilares que impulsaron la creación de la Mesa del Regadío de Córdoba durante la última legislatura en la que estuvo al frente de la delegación de Agricultura, Francisco Zurera. Sin embargo, esta Mesa del Regadío no ha avanzado en esas reivindicaciones, pese a que organizaciones agrarias y cooperativas han venido solicitando un incremento de la dotación de riego para la provincia de Córdoba. Una de las principales argumentaciones de esa Mesa del Regadío es que la agricultura de la provincia de Córdoba perderá competitividad frente a la de otras provincias limítrofes como Jaén o Sevilla, sobre todo en cultivos como el olivar y otros leñosos. En la actualidad, Córdoba es la provincia con más agua almacenada de la cuenca, con 1.412 hectómetros cúbicos, seguida de Jaén, que tiene 1.166.