Nos desafía para que calculemos la cantidad de niños que han pasado por el Séneca, mientras cita nombres sin parar, promesas e históricos esturreados por toda España. Conforme avanza la conversación le siguen viniendo nombres. Y es que el Séneca es la mayor factoría de jugadores de Córdoba, un club con más de 50 años de historia que nació por el capricho de un niño. Y los niños fueron los primeros en lograr una hazaña, en 1985, cuando su alevín se convirtió en el primer equipo cordobés campeón de Andalucía, tras ganarle al Málaga 2--0 en Cañete. CÓRDOBA le dedicó una página entera.

-- ¿Cuántos jugadores han podido pasar por el Séneca?

--¡Calcula! Todos los años 400 jugadores, multiplica por 52 años de historia... Ya hay algunos que tenemos 67 años, como Verdugo, Martínez, yo mismo...

--¿Cómo nace el Séneca?

--Nace porque cuando yo tenía 12 años hice unas pruebas con el Atlético Cordobés, pero finalmente no salió el equipo, y entonces yo le di el coñazo a mi padre hasta que creó el Séneca.

--¿Por qué esos colores?

--La camiseta es roja y negra porque mi padre pertenecía a la Falange, y esos eran sus colores, él tenía esas camisetas y nos las dieron.

--¿Quién fue el primer futbolista traspasado?

--Los dos primeros fuimos Verdugo y yo, al Córdoba juvenil. Antes el Córdoba miraba mucho la cantera y llegar al juvenil era un privilegio, era como ser profesional, como si hoy estás en el Castilla. Estábamos Rafael Jaén, Cruz Carrascosa, Escalante, Verdugo, Cepas, Martínez...

--¿Y de dónde surge la rivalidad entre Córdoba y Séneca?

--El fútbol cuesta mucho dinero y el Córdoba los quiere de balde, y así no se pueden tener. Nosotros no retenemos al jugador. Nos interesa tenerlos por ahí con objetivos, y conforme los van cumpliendo, son ingresos que entran en el club. Si no se marcharan, estaríamos aún más arriba en las clasificaciones, pero no es nuestra política: si un club importante lo quiere, le dejamos que se vaya. En el Córdoba no los dejan salir. Por eso, al jugador medianamente bueno le interesa venir al Séneca.