L a estación de Luque es el punto de partida del último tramo cordobés de la Vía Verde antes de adentrarse en Jaén, Es la culminación de un itinerario que discurre por el sur de la provincia a lo largo de los 73,4 kilómetros de la antigua línea férrea Tren del Aceite.

A unos cuatro kilómetros de Luque, un pueblo enclavado en la sierra que desde la antigüedad ha sido tierra de fronteras, se encuentra la vieja estación de tren. Este espacio es hoy un auténtico centro de ocio y turismo que dispone de múltiples servicios para el viajero: restauración, hospedería, zona de descanso, venta de aceite, de productos gastronómicos y artesanos de la zona...

Cuenta, además, con un Centro de Interpretación del Aceite que muestra la maquinaria tradicional de los viejos molinos y donde, entre otras actividades, realizan catas.

Muy cerca de allí los amantes de la historia podrán aprovechar para conocer los búnkeres del Alamillo, un conjunto de edificaciones y trincheras levantados durante la Guerra Civil.

En este lugar comienza el suave y continuo descenso que nos llevará a tierras jienense.

No muy lejos de Luque, a unos seis kilómetros del apeadero, descubrimos la Laguna del Salobral, declarada Reserva Natural y Zona Especial para la protección de las Aves. Aunque se encuentra a cierta distancia de la Vía Verde, desde el camino se aprecian los perfiles del embalse.

En el camino se ha habilitado un pequeño mirador con bancos, aparcabicis y un panel interpretativo facilitar el avistamiento de las especies que habitan la laguna. Es un entorno natural que forma parte del complejo de humedales del sur de la provincia de Córdoba y uno de los mayores de Andalucía, aunque su profundidad no supera el metro.

Tras dejar este espacio natural llegamos al collado de las Arcas, donde el viajero podrá encontrar los restos del antiguo apeadero que transportaba los minerales de los antiguos yacimientos de Zamoranos, una aldea de Priego de Córdoba, de donde se extraía la almagra, un óxido de hierro usado, entre otras cosas, como pigmento natural para las artes decorativas.

El recorrido finaliza en el majestuoso viaducto del Guadajoz, una sorprendente obra de ingeniería de 270 metros de longitud construida en 1981 por la firma francesa Daydé & Pillé, responsable de la fábrica de algunos de los puentes históricos parisinos sobre el río Sena, como el Pont Mirabeau o el de Bir-Hakeim.