Paso la semana pensando en 30 años del Gran Teatro de Córdoba (1986-2016), un libro homenaje del Diario CÓRDOBA que mismamente hoy se puede adquirir junto con el periódico. No he visto esa obra cuando escribo estas fantasías y no puedo opinar sobre su contenido. Pero como ya se acabaron los amanuenses que iban por el campo solos, no sirve que los plumillas indigentes sigan copiando impunemente las excelsas paridas de otros. Aquí el pringao se libera del plagio y escribe lo que le sale de los recuerdos. Hablo de memoranzas siempre bien acompañadas por el inolvidable Colectivo Infantil La Fiambrera, germen del Ateneo de Córdoba, que actuó en el Gran Teatro con El médico a palos, de Moliere; La zapatera prodigiosa, de Lorca; La venganza de Don Mendo, de Muñoz Seca; Ganas de reñir de los Álvarez Quintero, El séptimo sello de Woody Allen. Nombres y rostros de gente buena. Hablo de José Luis Priego que ya no está, con quien tan buenas tardes echamos en Bodegas Campos (Juan Prieto, Francisco Lucena, Juan Pérez Cubillo, Manuel Ortas, Antonio Mudarra, Cristóbal Domínguez). Tampoco está Miguel Valle Cosano, director del Gran Teatro nombrado por el concejal José Luis Villegas en mayo de 1986 y destituido en 1989 por el concejal Dionisio Ortiz.

Sin ánimo de hacer un análisis objetivo de aquella realidad inconcreta, hay que decir que Miguel Valle Cosano propició la realización de actividades populares en el Gran Teatro. Autorizó al Ateneo Casablanca un festival benéfico pro damnificados por las inundaciones del Barrio Guadalquivir en febrero de 1988. Facilitó la celebración de un acto entrañable con la actriz Rafaela Aparicio y los componentes del colectivo La Fiambrera, en el que le entregaron la Fiambrera de Plata. En 1988 el Ateneo Casablanca ofreció un homenaje a Miguel Valle Cosano con toda la gratitud del mundo por su hombría de bien. Eran tiempos duros, difíciles de manejar con muchas mierdas que dejó el frankismo para los pobres.

Cosano fue relevado por Paco López con el que este inseguro servidor tuvo sus más y sus menos. Sin entrar a valorar la gestión como director del Gran Teatro, fue una pena su actitud en contra de la realización del acto Pablo Neruda y Víctor Jara en el recuerdo. El Ateneo solicitó el uso del Gran Teatro en junio de 1993 y el acto, con un lleno absoluto de público, se pudo realizar en septiembre de 1994, gracias a las gestiones de Antonio Hens (CC.OO), José María Zapico (UGT) y la decisiva intervención de Francisco Ferrero, secretario provincial de Comisiones Obreras. A los pocos meses fue permitido otro acto de las mismas características, dedicado a Violeta Parra.

Después vino Ramón López, magnífico en todo, especialmente en su trato con los ateneístas. Más tarde fue relevado por Manuel Ángel Jiménez, otro buen gestor. En esos tiempos el Ateneo hizo el homenaje al actor José Luis López Vázquez, realizó cinco convocatorias del Certamen Andaluz de Monólogos Teatrales y durante siete años el concurso Campos de Guitarra Flamenca de Concierto, (2001-2007), renombrada actividad tan bien llevada por Agustín Gómez, Javier Campos, Francisco del Cid, José Carmona, José Arrebola, Philippe Donnier, Francisco Dios...