Los once kilómetros y medio que separan las ciudades de Lucena y Cabra son un trayecto amable para el viajero, tanto si se realizan a pie como en bicicleta. Es apto para cualquier edad y para personas con movilidad reducida, aunque, en este sentido, algunos tramos pueden resultar complicados. A lo largo del recorrido, el viajero se sentirá arropado por los centenares de olivos que jalonan el camino.