El pasado lunes, en la sede del Aula del Vino de Córdoba (Bodega privada de Antonio Figueras Garrido, secretario del Aula) tuvo lugar el acto de nombramiento de Señora de las Tabernas de Córdoba 2017, que este año ha recaído en Antonia Cabello León, de la taberna Rafaé, en el número 2 de la calle Deanes.

Estos premios, cuya finalidad es hacer visible el papel callado, a veces casi anónimo, de la mujer en la cocina de la taberna, comenzaron a darse en el año 2000, poco tiempo después de inscribirse el Aula como asociación, bajo la presidencia de Manuel María López Alejandre, que continúa en el cargo, y la presidencia de honor de Miguel Salcedo Hierro.

La primera Señora de las Tabernas fue Dolores Acedo Núñez -Lola Acedo- de la taberna El Pisto. La de este año, Antonia Cabello, es la decimoctava. Entre ellas, otras dieciséis «señoras».

Así que Antonia es cocinera, pero no solo cocinera, sino que es jefa de cocina. Y no solo es jefa de cocina, sino que es jefa de cocinas, ya que gobierna con acierto las de tres establecimientos: la taberna Rafaé, de cocina tradicional; la taberna gastronómica Los Califas, de cocina fusión con la italiana; y la taberna vinoteca Ordóñez, que además de centrarse en los vinos, ofrece una cocina más sofisticada y vanguardista. En ella se nota la influencia de Rafael Ordóñez Cabello, su hijo, que tras estudiar cocina en Churriana, en la prestigiosa Escuela de Hostelería La Cónsula, está completando su formación en diversos restaurantes españoles de primera categoría.

Antonia, entregada a sus cocinas, pertenece a una generación que trasciende la clásica función de mujer de tabernero, y asume un papel de carácter empresarial y de responsabilidad compartida con Rafael Ordóñez Galán, su marido.

Antonia es una mujer trabajadora y con determinación, a la que correspondería ser consciente de su propia importancia, pero es todo lo contrario. Repite una y otra vez que el mérito es de su suegra, Cecilia Galán Galán, que desgraciadamente ya ha muerto y solo puede recibir un homenaje póstumo. Dice Antonia que los platos tradicionales se siguen haciendo siguiendo fielmente las recetas de su suegra. Me atrevo a decir que en Antonia, llena de respeto y admiración por ella, ha encontrado una buena depositaria para su herencia culinaria. Vaya desde aquí nuestra felicitación.