No, no hay una errata en el título. ORNI es el acrónimo de Objeto Religioso No Identificado, y fue acuñado a finales de los noventa para definir a toda una suerte de elementos religiosos como reliquias, cofres o tallas de la Virgen, que según la tradición popular habían sobrevolado de forma inexplicable algún núcleo de población. En Córdoba tenemos que remontarnos hasta mediados del siglo XIX para tener noticias de uno de estos misteriosos elementos volantes. Y en este caso, por increíble que parezca, hablaríamos de la gigantesca cúpula de una iglesia. Como lo oyen. Eso al menos aseguraba una noticia aparecida en la prensa local la mañana de Reyes del año 1861.

En aquellos días el invierno alcanzaba unas cotas de dureza desconocidas por estas latitudes. Lluvias torrenciales y vientos huracanados derrumbaban viviendas y dejaban un reguero de escombros a lo largo y ancho de nuestra geografía. En este contexto de inquietud, hacia las cinco de la tarde se vio asomar sobre el horizonte de Córdoba una colosal sombra proveniente del norte. Según aseguraba la información publicada, el enorme objeto pronto sobrevoló las cabezas de los cordobeses, a una altura tan baja que llegó a rozar la punta de la lanza del San Rafael de piedra que corona la torre campanario de la Mezquita-Catedral. Instantes después, los vecinos perdían de vista el intrigante meteoro, que continuaba su marcha rumbo al sur. Al parecer, un aficionado a la astronomía había sido capaz de observar el enigmático elemento a través de su telescopio, llegando a la conclusión de que se trataba nada menos que de la cúpula de una iglesia que había sido arrastrada cientos de kilómetros por un potente huracán.Evidentemente, el periodista no contrastó demasiado sus fuentes, pues parece poco probable que la fuerza del viento arranque una estructura así, y del todo imposible que luego la desplace sin desmoronarse. Pero vayamos más allá de la pura anécdota y planteémonos, ¿qué sería aquel gigantesco objeto que sin duda sobrevoló nuestra tranquila ciudad la tarde del 5 de enero de 1861?

El hecho de que pasara justo sobre la Mezquita-Catedral nos hace pensar que su trayectoria no podía ser aleatoria, que estaría más bien conducido por una entidad inteligente. Pero no podemos pasar por alto que el primer globo enteramente dirigible no se desarrollaría en Francia hasta 1872. ¿Quizás un temprano prototipo de artefacto volador navegable? ¿Quizás visitantes de alguna galaxia remota? Ante la abrumadora falta de documentación, ninguna teoría puede ser descartada. Lo único que sabemos es que el enigma sigue abierto, y que no sería la última vez que una aeronave de origen desconocido sobrevolaría nuestra ciudad dando mucho, mucho que hablar.

(*) El autor es escritor y director de ‘Córdoba Misteriosa’. Puede seguir su trabajo en www.josemanuelmorales.net