He querido reflejar en el primer artículo de esta miniserie el ambiente de necesidad, miseria y hambre que vivió, sufrió y padeció Pablo Iglesias Posse, el fundador del PSOE y la UGT, porque nada explica mejor lo que hizo y dijo a lo largo de su vida política y sindical que aquellos sufrimientos de su infancia, su pubertad y su primera juventud. De lo que vivió en aquellos sus primeros años se desprende y se comprende la pasión que sintió en la defensa de la clase trabajadora. De tal modo que más que defender la lucha de clases, base del socialismo marxista, lo que Iglesias predicó durante sus años de vida pública fue la defensa de una clase, los suyos, los obreros y trabajadores.

A los 12 años, cansado ya de la vida que le obligaban a llevar en el hospicio, un día se fugó y ya no volvió nunca. Entre los 12 y los 18 Pablo Iglesias recorre un verdadero viacrucis por las imprentas de Madrid, pues si al principio tuvo que hacer de mero repartidor luego se dio cuenta de que el mundo de la impresión podía ser su mejor campo o su universidad para salir adelante. Es verdad que aquella lucha por la supervivencia le impidió estudiar o asistir a algún colegio y por tanto, lo abocó a ser hombre de escasa cultura. Pero, lo que no aprendió en los libros lo aprendió en la calle y en la vida, y eso le hizo conocer al ser humano y la realidad económica y política de la España que le tocó vivir mejor que cualquier doctorado.

La biografía de Iglesias es tan amplia que para recogerla en su amplitud se necesitarían las 900 páginas que le dedica Joan Serrallonga, uno de sus biógrafos. Por eso me van a permitir que entre en su vida, como Azorín entró en El Quijote de Cervantes, dando saltos y sin detallar fechas y acontecimientos, o sea a base de picotazos, ya que algunos de ellos resumen su personalidad y su obra mejor que nada.

El picotazo 1 sucedió el mismo día de la fundación del PSOE, el 2 de mayo de1879, en la Casa Labra, de la calle Tetuán de Madrid, cuando Pablo Iglesias se reunió con un grupo de 25 compañeros (16 tipógrafos, 4 médicos, 2 plateros, 1 doctor en Ciencias, 1 marmolista y 1 zapatero). En el acta fundacional consta que se nombró una comisión redactora del programa y de la organización del partido, compuesta por 5 de los presentes: Iglesias y Victoriano Calderón, tipógrafos, y los doctores Ocina, Zubiarre y Jaime Vera.

Y allí surgió la primera disputa socialista de la historia porque a la hora de concretar el nombre del partido surgieron discrepancias. Iglesias quiso llamarle Partido Socialista Obrero Español, lo cual fue rápidamente contestado por el doctor Jaime Vera, uno de los tres médicos fundadores. Para el doctor Vera añadir al nombre «Partido Socialista» la palabra «Obrero» era restringir, de entrada, las posibilidades del socialismo como partido político. Pablo Iglesias replicó que ese adjetivo sería precisamente el que remarcase la personalidad de clase que tendría el partido, un partido que nacía al hilo del materialismo histórico y la lucha de clases preconizados por el marxismo de Carlos Marx y con un objetivo principal: la emancipación de la clase trabajadora. Naturalmente se impuso el criterio de Pablo Iglesias, para quien los intelectuales eran también obreros, puesto que tenían un patrón, aunque fuese el Estado, y un sueldo. Andando el tiempo se inventaron el extraño término de «obreros de la inteligencia» para poder distinguir a los simplemente obreros de los intelectuales. También se quiso debatir la palabra «Español», pero Iglesias ahí estuvo tajante: «O es español o no lo es, y si lo es no hay más que hablar y si no lo es aquí sobramos todos».

PICOTAZO 2

A Pablo Iglesias se le acusó siempre de ser un hombre de escasas lecturas y sus enemigos cuando se referían a él incluso le llamaban el «obrero analfabeto», aunque su correligionario y primer biógrafo, Juan José Morato, escribió que su dormitorio era una biblioteca en pequeño llena de carpetas y montones de periódicos bien dobladitos y las obras de Carlos Marx, su yerno Paul Lafargue y el francés Jules Guesde en lugar preferente.

Lo que está claro es que el fundador del PSOE no pudo pasar por la universidad ni tenía un título académico, pero a pesar de ello Pablo Iglesias tuvo en el Parlamento español 420 intervenciones, escribió más de 1.000 artículos en distintos periódicos y revistas y más de 8.000 cartas. Ya en agosto de 1870, con 20 años, publicó en La Solidaridad su primer artículo, que curiosamente dedicaba a una de sus bestias negras políticas: la guerra, en el que entre otras cosas decía: «La guerra es un crimen que todos, absolutamente todos, y especialmente nosotros los obreros, somos sus principales víctimas, debemos combatir, condenar y apostrofar, trabajando todo lo que nos sea posible para que no se lleve a cabo» (ver texto íntegro en la -web de Diario CÓRDOBA).

Otra bestia negra que mantendría hasta su muerte fue la Monarquía, y sobre la Monarquía escribió otro de sus primeros artículos, que publicó en Le Socialiste de París en diciembre de 1885 y en el que adelantaba su pensamiento sobre las monarquías y las repúblicas: «La Monarquía es privilegios para unos, las camarillas y la nobleza, y miseria para el pueblo (...)La Monarquía es para mí la injusticia social y para mi patria la reacción política. En cambio, la República es para mí la justicia social y para mi patria la libertad política. La democracia es el poder de todos, la Monarquía el privilegio de uno o de algunos. La República educa y moraliza al pueblo, la Monarquía corrompe y envilece al pueblo, y por eso todas concluyen en la corrupción y siendo odiadas por el pueblo. Y soy defensor a ultranza de la República, porque la República es igualdad, justicia y libertad. Lo aseguro, el Partido Socialista Obrero Español luchará siempre por que España sea republicana».Y así constaba ya en el programa fundacional de máximos y mínimos del PSOE: “El Partido Socialista tiene como primer punto en su programa mínimo, no en el máximo, sino en el mínimo, la supresión de la Monarquía». (Largo Caballero).