Para que un huevo duro salga bonito hay que poner atención y un poco de arte. Según las recomendaciones de nuestras abuelas, ponerlo a cocer en agua ya caliente para que la yema salga centrada y añadir unas gotas de vinagre para que, en caso de reventarse el huevo, la clara coagule rápidamente, y unos granos de sal en el agua de cocción para pelarlo con facilidad. Es importante no tenerlo en el agua hirviendo más de 10 minutos; así la yema no perderá su atractivo color amarillo. Una vez cocido, conviene remojarlos en agua fría. Si a pesar de seguir las instrucciones, la cáscara no se desprende bien, habrá que pelarlo bajo el grifo de agua fría.

Para cortarlo y picarlo, hay un utensilio específico que lo divide en lonchas longitudinales o transversales. Combinando ambos modos, resulta un picadillo perfecto. Cortando con cuchillo, lo indicado es engrasar la hoja de éste con una gota de aceite o, para que no se desperdicie nada, picar dentro de un vaso.