El garbanzo, como buen mediterráneo, tiene su nombre latino, cicer, del que al parecer se derivó el nombre de Cicerón; según algunos autores, porque algún antepasado suyo tenía en la nariz una verruga en forma de garbanzo, y según otros, porque en algún momento del pasado, su familia se hubiera dedicado a su comercio.

Nada extraño esto, teniendo en cuenta que fenicios y cartagineses también comerciaron con esta legumbre. Córdoba es una gran productora de garbanzos de gran calidad.

Ahí están, como ejemplo, los de Cañete de las Torres, Bujalance o Santaella, sometidos a una profunda investigación genética y planes de mejora para definir las características de los garbanzos autóctonos. Muchos esfuerzos dirigidos a cumplir las condiciones necesarias para conseguir la soñada denominación de origen.

Los garbanzos son la legumbre fundamental de la mayoría de los cocidos españoles, herederos a su vez, de la olla podrida, de la que Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana, comenta: «Púdose llamar podrida en cuanto que se cuece muy despacio, que casi lo que tiene dentro viene a deshacerse».

El cocido -los cocidos- es, sin duda, el plato nacional y regional, y en tiempos no tan lejanos constituía la comida diaria. Efectivamente, hay muchas variantes en las cuales entran las locales y hasta las familiares, ¡faltaría más con las mentes creativas al servicio de la culinaria!, pero todas tienen como punto común la cocción conjunta de carnes y embutidos, verduras, hortalizas y legumbres, que suelen ser garbanzos, aunque alguna excepción, como el cocido montañés, lleve alubias.

En Andalucía y, claro, en Córdoba, lo común es el puchero, que toma su nombre de la vasija de barro, con asiento pequeño, panza abultada, cuello ancho y una sola asa junto a la boca.

El puchero es más ligero que otros cocidos, puesto que suele prescindir del chorizo y la morcilla. Lleva ternera, pollo o pavo o gallina, hueso de ternera, hueso de canilla, costilla de cerdo salada, hueso de jamón, punta de jamón, judías verdes o col, patatas y naturalmente, garbanzos.

Ya sé, ya sé -me parece oír las voces- que otros le echan puerro, zanahoria, nabo, apio, acelga... Pues echádsela, que el cocido -el puchero- lo admite. Albarda sobre albarda, como decía mi abuela y confirma el diccionario.